Empieza el año y seguramente te habrás planteado nuevos retos y metas a alcanzar en este 2014. Yo también lo hago. Sin embargo, mucho más importante y satisfactorio que planteártelos es conseguirlos.
Es un hecho que a los emprendedores se nos da muy bien empezar cosas y no tan bien terminarlas. Uno de los principales motivos por los que abandonamos esas grandes ideas que en su momento creíamos que iban a cambiar el mundo (y de paso nuestras vidas) es el miedo a fracasar.
Es normal sentir ese vértigo, esas dudas, esas ganas de volver hacia atrás o de salir corriendo. Cada vez que te atreves a hacer algo fuera de lo que es habitual para ti, sales de tu zona de confort. Y eso implica enfrentarte a lo desconocido, a avanzar sin tener el resultado asegurado.
El miedo al fracaso está compuesto de pequeñas porciones de:
- Miedo a equivocarte
- Miedo a la incertidumbre
- Miedo a lo desconocido
- Miedo a ser criticado
- Miedo al rechazo
- Miedo a la humillación
- Miedo a no ser suficientemente bueno
- Miedo a cambiar como persona
- Miedo a no ser aceptado
- Miedo a perder algo o a alguien
Los estudios con personas que están cerca de la muerte (por ejemplo los de Elisabeth Kübler-Ross) corroboran que en los momentos finales nos arrepentimos más de las cosas que NO hemos hecho que de las que sí hemos hecho. Así que, para tu propia salud mental, más vale arriesgar y equivocarte que no intentarlo. Si te equivocas es porque lo has intentado.
La forma más segura de fracasar es no empezar nada
Te voy a dar mis tres claves para conseguir todo lo que te propongas:
1. Céntrate en la meta y en cómo te sentirás entonces. Visualiza con todo detalle el momento en que ya hayas superado ese reto y centra tu atención en cómo te sentirás entonces, cómo habrá cambiado tu vida o tu negocio cuando ya estés allí. Si sólo escuchas lo que estás sintiendo en este momento, abandonarás, te irás por donde has venido. Y luego te arrepentirás.
2. Actúa a pesar del miedo. Tienes que estar dispuesto a hacerlo sintiendo el miedo mientras persigues esa sensación de satisfacción de haberlo conseguido. No intentes luchar contra el miedo o se hará más grande. Recuerda que aquello en lo que pones tu atención se expande. ¡Empieza y sigue adelante!
3. Confía en ti y en la vida. Confía en que te irá bien y en que si las cosas se tuercen encontrarás la forma. Cuanto más avanzas más pequeño se hace el miedo y más grande es tu confianza.
Recuerdo varias ocasiones en las que he puesto esto en práctica.
Hace unos años cantaba en un coro de gospel y algunas veces tuve la ocasión de cantar como solista en conciertos. Una de las ilusiones de mi vida era cantar en un escenario y ya lo he hecho (aunque me gustaría hacerlo mucho más a lo grande, también quiero decirlo). Tenía muchas ganas de hacerlo. Pero a la vez, estaba aterrorizada. Tanto, que cuando me tocaba cantar a mí casi no me salía la voz y me temblaban las piernas. ¿Y si me sale un gallo? ¿Y si me pongo a toser? ¿Y si se me olvida la letra? Pero ahí estaba yo. Las emociones eran tan fuertes que se me pasaba la canción sin casi enterarme. Pero lo más curioso es que cuando terminaba, ¡no me quería ir!
Y hace tan sólo unas semanas, en la charla que di en el TEDxGironaWomen estaba muy nerviosa. Y eso que estoy acostumbrada a hablar en público. ¿Y si me quedo en blanco? ¿Y si no gusta? ¿Y si no funcionan las diapositivas? Esto último sucedió, por cierto. Pero al final lo hice, al público le gustó y yo me sentí genial.
Lo bueno es que al cabo de un rato te acostumbras a la situación y te puedes ir centrando en lo que estás haciendo. Tras el shock inicial observas que en realidad el mundo no deja de girar, que nadie te señala con el dedo y que, de hecho, no lo estás haciendo nada mal. Y al final, ¡incluso te aplauden! Todo estaba dentro de tu cabeza. Por eso al ponerte ante un público los cinco primeros minutos son los peores. A partir de entonces empiezas a disfrutar.
Sucede lo mismo en cualquier proyecto que quieras empezar o cualquier cambio que quieras hacer en tu vida; lo peor es el principio. Es cuando más miedo tienes, cuanta más incertidumbre hay. Pero conforme vas avanzando te vas dando cuenta de que todo eso que temías no sucede y vas ganando confianza. Cuanto más avanzas, más confianza y menos miedo.
Si te encuentras en una situación así pregúntate: ¿Qué prefieres, hacerlo aunque no te salga tan bien como quisieras o no hacerlo? Yo, sin duda, prefiero hacerlo. Las ganas de conseguirlo son más fuertes que el miedo a equivocarme.
Ser valiente no significa no tener miedo, sino hacerlo a pesar del miedo
Cuando anduve sobre brasas ardiendo, reafirmé esta forma que tengo de andar por la vida. Si centras tu atención en lo que puede ir mal, te acabará yendo mal. Pero cuando te enfocas en el objetivo y avanzas con confianza, a pesar del miedo que puedas estar sintiendo, lo conseguirás seguro.
Lo mismo me sucedió cuando asistí a una sesión de coaching con caballos. Estos ejercicios se realizan sin montar el caballo, de pie a su lado o a una cierta distancia. Sumado a la dificultad de conseguir que el caballo me hiciera caso, estaba el miedo que sentía delante de un animal tan grande. Pero lo hice. Estuve en los distintos ejercicios yo sola con el caballo y, para mi sorpresa y orgullo, conseguí que el caballo me siguiera e hiciera lo que yo quería, sin ni siquiera tocarle. ¡Impresionante!
¿Cuáles son tus retos y metas para este nuevo año? Compartirlos hará que te comprometas más contigo mism@. Luego empieza y no pares hasta conseguirlos. Te invito a que los escribas en los comentarios. ¡Gracias!
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Sandra Llinares es fundadora de EscuelaEmprenderConExito.com y creadora del “Sistema Más y Mejores Clientes”, el método en 10 pasos con el que ayuda a profesionales independientes a llenar sus agendas en tiempo récord con el tipo de clientes que les gustan y que les pagan lo que se merecen, para que puedan vivir la vida que quieren haciendo el trabajo que les apasiona.
Es coautora de Coaching en la práctica: 10 historias reales de éxito (Ed. Amat) y autora de Conferencias que Venden (eBook).