Se conoce por hiperhidrosis a la condición que lleva a una persona a tener una sudoración excesiva en distintas zonas del cuerpo. Las zonas sobre las que se concentra el exceso de sudoración en los casos de hiperhidrosis, de todas maneras, son las plantas de pies y manos, axilas y las ingles. Una de las características de las partes del cuerpo que se ven afectadas por hiperhidrosis es que toman una coloración ligeramente rosada o blanco-azulada. La piel de la zona afectada, además, puede exhibir descamaciones y reblandecerse mucho más que lo normal.
Como en los casos de hiperhidrosis hay una alta proliferación de bacterias y levaduras es bastante común que se acumule mal olor en las partes de piel afectadas. Los casos de hiperhidrosis deben ser diagnosticados de forma anticipada para detectar cualquier tipo de anomalía a nivel de funcionamiento de la tiroides (también puede ser un indicio de baja concentración de azúcar en el torrente sanguíneo). En algunos casos también se encuentran alteraciones en el sistema nervioso que originan la sudoración excesiva acompañada de mal olor.
Para prevenir la aparición de mal olor y sudoración excesiva es fundamental tomar algunas medidas respecto a la vestimenta que utilizamos. Se recomienda emplear tejidos naturales (especialmente hilo, algodón, lana y sedas). Si queremos regular la concentración de sudoración que eliminamos de la piel lo mejor también es incorporar el uso de talcos y polvos similares de forma regular.
Los tratamientos de hiperhidrosis incluyen el secado y lavado de las zonas afectadas con una posterior aplicación de antisépticos locales (dependen de la zona del cuerpo de que se trate). Para efectuar el baño de la zona afectada (debe hacerse todos los días, sin excepción) se recomienda utilizar jabones y preparaciones líquidas con una fórmula a base de antisépticos (como la corhexidina o el clorhidróxido de aluminio).