Si el pediatra te ha prescrito alguna medicación, podrás comprobar, que llegado el momento de dársela, puede convertirse en un auténtico calvario. Si ya le has tenido que dar algún medicamento a tu bebé, sabrás lo difícil que resulta que la medicación termine en su boca y no repartida por todos lados.
Aquí puedes seguir una serie de consejos para ofrecerle la medicación a tu hijo:
- Jarabes: Suelen traer su tapón para administrarlo, sin embargo, resulta más adecuado usar una jeringuilla (sin aguja, por supuesto). Al introducirla en su boca, hay que orientarla hacia la parte interna, y hacia atrás, de una de sus mejillas, administrando pequeñas cantidades que pueda ir tragando. Aclara la jeringuilla tras su uso.
- Gotas en los oídos. Tumba al niño de lado. Tira hacia atrás, del lóbulo de la oreja, para permitir que las gotas entren fácilmente. Ayuda al niño a permanecer en esa posición, para evitar que salgan.
- Supositorios. Tumbado sobre tus rodillas, sujétale las piernas hacia arriba, introduciéndole el supositorio y apretándole posteriormente las nalgas una contra otra, durante un par de minutos, para que no lo expulse.
- Colirios. Limpia el ojo del bebé con un algodón empapado en suero fisiológico, llevándolo desde el interior al exterior del ojo. Sujétale los parpados con una mano mientras con la otra aplicamos el número de gotas asignado, lo más rápido posible.
No olvides, que jamás debes administrar a tu bebé una medicación que no haya sido prescrita por el médico ni modificar la dosis de la misma. Ten en cuenta el período de caducidad de los productos y siempre, siempre lee el prospecto para evitar interacciones.
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