Es innegable que la economía de Venezuela depende absolutamente del petróleo. La estrepitosa caída de los precios del barril y la negación de los países de la OPEP a reducir la producción, algo que el gobierno venezolano solicitó en un intento de subir los precios por efecto de la oferta y la demanda, afecta gravemente los presupuestos públicos.
Pero hay que aclarar que somos un país petrolero que se afecta con la caída, pero sobre todo porque la recibimos en medio de una crisis, producto de un modelo basado en controles de cambio y de precios que ya tenía tiempo avanzando y que los nuevos precios del petróleo sólo la han agravado.
¿Pero cómo debería enfrentar los retos de esta crisis petrolera un país petrolero que, como el nuestro, presenta severos desequilibrios internos y acumula una deuda que cada vez se hace más difícil pagar?
1. Lo primero que debería hacer un Estado responsable es informar al país y hacerlo sin alarmismo, pero con sinceridad. La alta complejidad del problema y sus consecuencias harán inevitable la necesidad de asumir los costos políticos de los ajustes que vienen. Y para eso es necesario que la gente esté informada.
2. Es necesario que el gobierno ponga en manifiesto su deseo de acompañar a la población durante esta crisis, que asuma la austeridad de inmediato y que explique cómo va a compensar a los más necesitados, pues es evidente que la caída del ingreso de PDVSA afectará el financiamiento de los programas sociales que dependen de la petrolera estatal. Y para lograrlo es preciso convocar a las principales fuerzas políticas del país, invitarlas a discutir el problema, involucrar a los especialistas y escuchar sus sugerencias para incorporarlas en las soluciones que son cada vez más urgentes.
3. Hay algo que resulta vital y que el gobierno debe mostrar con acciones y con anuncios: la reestructuración de su estrategia económica y de la manera de abordar los cambios que ha evadido durante tanto tiempo por miedo al costo político. Es preciso comunicar oficialmente que el país entra en una especie de “modo de ajuste y atención de crisis” y suspender los apoyos internacionales, mientras se resuelven los asuntos en casa.
4. También es indispensable trabajar en dirección al ajuste y a la flexibilización cambiaria. Es imposible restablecer equilibrios con un tipo de cambio tan absurdo como el que tiene lugar actualmente en Venezuela, que además genera oportunidades para la corrupción y distorsiones enormes.
5. Es absurdo que la reserva de petróleo más grande del mundo esté pasando aceite por caídas de precio, al decidir autolimitar su volumen. Si la estrategia de cartelización petrolera para provocar altos precios no funcionó y la OPEP ya manifestó firmemente que no reducirá la producción, el país debe ir a competir con volumen y no por precio de barril. Hay que producir más para vender más.
6. El miedo al fantasma de El Caracazo está basado en que el pueblo no es capaz de entender que el aumento del precio de la gasolina es vital. Es responsabilidad del gobierno explicarle a la población que el subsidio a la gasolina es inadecuado, insostenible y absurdo.
7. Es indispensable que se desarrolle una estrategia que estimule la inversión y permita impulsar la producción privada. De esta manera, el país podrá captar recursos externos vitales, que actualmente sólo llegan por el petróleo, siempre que a esto se sume un proceso inteligente de negociación y ajuste de precios que rompan las barreras de producción e importaciones actual. El Estado debe reducir dramáticamente su participación e intervención en los procesos productivos e importaciones y dejar que se encarguen de eso quienes saben hacerlo.
8. El 2015 será un año de alta inflación y afectación de ingresos y eso es indiscutible. Así que se deben desarrollar las proyecciones y planificaciones de los subsidios en bolívares y no en dólares. La entrega de divisas baratas no se ha traducido en subsidios eficientes a la población, sino en distorsiones económicas.
9. El país requiere nuevo financiamiento. Y no va a ser fácil conseguir quien nos preste dinero en los mercados tradicionales, así que se deben pensar opciones alternativas. Los multilaterales y la ingeniería financiera con China, relacionada con la deuda ya emitida, puede ser una salida inteligente.
10. Venezuela necesita que el gobierno inicie una estrategia de ajuste económico racional y creíble, que además nos permita rescatar la confianza del mercado internacional y así poder cabildear los ajustes en Nueva York y Londres. La reciente decisión de Cuba al rescatar su relación con Estados Unidos sin participación de Venezuela en el asunto obliga a leer mejor las alianzas requeridas. Esa estrategia primitiva, casi cavernícola, de amigos o enemigos internacionales debe ser abortada. Hay que buscar acuerdos con todos. Allá afuera y acá adentro. Y es urgente.
Fuente: prodavinci