Eh, aquí no estamos bromeando. El casco te lo tienes que poner sí o sí. Olvídate de modas, de chorradas, de complementos guays que no sirven para nada. Si quieres ir guapo o guapa en bici por mí perfecto, pero siempre, siempre, con casco. De hecho lo único que necesitas para practicas este bonito deporte es una bicicleta…y un casco. Ya vendrán después todas las demás cosas. Pero el casco…eso es innegociable.
Y por ese desde Merkabici vamos a intentar contarte cómo tienes que llevar a cabo el mantenimiento de tu casco. Porque, aunque también hay que renovarlo de vez en cuando (y, oye, aquí tienes algunos que son realmente competitivos en precio y prestaciones) hay que intentar lograr que el tiempo que tengamos nuestro viejo casco esté en completo uso de sus funciones. O, en otras palabras, que cumpla su objetivo si, desafortunadamente, algún día tienes que comprobar que funciona. Así que comenzamos.
Bien, lo primero que tienes que hacer es…aprender a usar el casco. Pero, cómo, ¡es que el casco no se usa solo poniéndoselo? Pues sí, pero no. Y no, no huyas tú, el del fondo, el cicloturista de toda la vida que ahora mismo se está indignando porque le pretenden decir cómo usar un casco, a mí, a mi edad, yo, que he subido el Tourmalet. Bien, son cosas básicas, pero no está de más repetirlas, cosas como llevar el casco siempre abrochado, ajustar siempre las cintas a tu cabeza, de forma que queden lo suficientemente fijas pero que te dejen respirar. Cosas que se van aprendiendo en el día a día, pero que nunca tienes que olvidar si quieres que todo salga bien. Ah, otra cosa….ajusta el casco a tu volumen de cada momento. Es decir, q1ue si has cogido unos kilitos tendrás que ajustar los correajes del casco para conseguir que esté adecuadamente sujeto. Igual que si lo usas en invierno y llevas debajo de él una visera, o si te pones un buzo para no pasar frio. El casco tiene que ajustarse antes de cada salida, porque de lo contrario pierde toda su utilidad.
A la hora de lavar tu casco tienes que hacerlo con un jabón suave y con agua templada. No uses disolventes o productos como los que usas para la bici (ni se te ocurra la gasolina, hombre), porque eso puede dañar el casco, aunque quizás no se note a simple vista. Un jabón de lavar los platos o, aun mejor, uno de manos será perfecto para esta labor. Tienes que lavar las almohadillas del casco con una cierta regularidad, pues de esa forma conseguirás mantenerlas sin deterioro y evitarás que huelan mal.
Además, en estas labores intenta tratar el casco con un cierto respeto. Aunque a todos nos ha gustado en algún momento la idea de probar la resistencia de un casco (o al menos a mí, pero es que yo soy muy tonto), no es la mejor de tus ocurrencias, y quizás debas dejarla de lado. Te insistimos en que un casco puede estar dañado aunque tú no aprecias. Así que, cuidadito.
Y por último, recuerda que los cascos, o mejor dicho, los elementos que hacen que un casco se comporte de forma adecuada, tienen fecha de caducidad, y que en unos dos o cuatro años deberías de cambiar de casco por tu propia seguridad. Además, recuerda cambiar el casco después de cada caída o impacto fuerte, porque puede haber sufrido algún desgaste o rotura interna que arruine sus prestaciones.