-Me siento segura contigo -confesé, impelida a decir de nuevo la verdad. Aquello le desagradó y frunció su frente de alabastro. Ceñudo, sacudió la cabeza y murmuró para sí: -Esto es más complicado de lo que pensaba.
Parecía perfecta, absolutamente sana. Su piel brillaba como alabastro retroiluminado.
Lee lo que dijo un famoso estilista sobre Blanchett:
La piel de alabastro es una mirada chic, elegante y hermosa que ha estado ardiendo por un renacimiento.
Si poseemos a un personaje de tez blanca y no encontramos otro adjetivo o palabra, podemos hacer uso del alabastro, aunque lo recomendable es incluir un punto de comparación para que el lector comprenda qué queremos decir.
Usar la palabra almendra al describir el color de piel es arriesgado (escritores profesionales comentan que puede ser ofensivo) pero asumo que el secreto está en cómo lo introduzca el autor.
La cara de su hija se refleja en la pantalla parpadeante, convirtiendo sus mejillas de albaricoque y su frente suave color almendra en un collage iridiscente de imágenes, palabras, números, nombres...
Pese a que esta entrada trata sobre el color de piel, la palabra almendra también es de uso frecuente en la descripción de la forma de los ojos de personajes (los escritores profesionales recomiendan no usarse en la descripción de los ojos de personajes asiáticos).
El siguiente extracto es de un artículo periodístico:
Hubo un profundo silencio de incredulidad cuando Juana contestó. "Pero ahora", sonrió con sus preciosos ojos almendrados, "¡tengo una casa y sé que es mi casa!"
El ámbar es un mineral color naranja amarillento.
Creo que tiene connotaciones poéticas describir la piel de una persona de esta manera, pero, como en todos los ejemplos, queda a discreción del autor.
En el libro La ciudad de las bestias, de Isabel Allende, el personaje Omaira Torres es descrito así:
Bella mulata de unos treinta y cinco años, con cabello negro, piel color ámbar y ojos verdes almendrados de gato. Se movía con gracia, como si bailara al son de un ritmo secreto.
A diferencia de las palabras anteriores, esta carece de total hermosura poética.
-¿Cómo? -gritó K, y miró asombrado a los tres. Aquellos jóvenes tan anodinos y anémicos, que él aún recordaba sólo como grupo al lado de las fotografías, eran realmente funcionarios de su banco, no colegas, eso era demasiado decir, y demostraba una laguna en la omnisciencia del supervisor, aunque, en efecto, se trataba de funcionarios subordinados del banco.
-Aquel hijo de puta me debe seiscientos dólares. Y ahora no sabés toda la plata que tiene. Yo, con lo que tuve, ahora podría tener un departamento en Buenos Aires y vivir del alquiler, o tener dos departamentos en la ciudad de Corrientes, o... A su paso niños y mujeres lo saludan, y él responde con un gesto flojo, anémico.
Es poco probable hallar pieles color albaricoque, debido a lo cual estamos hablando de pieles con tonos anaranjadas.
En el libro La buena vida, libres para pensar , de Enrique Monasterio, podemos detallar su uso:
Lo que ocurre es que los chavales nunca hacen el ridículo como los viejos. Una carita adolescente, con o sin granos, y una piel de albaricoque, resisten cualquier indumentaria o adorno, por muy mortera que sea.
El albaricoque posee una piel suave que se asemeja al terciopelo (esa fina tela con la que se confeccionan prendas y cortinas) y se presta muy bien para darle un doble sentido (color y textura).
Como siempre, sería bueno introducir un punto de comparación. Algo como:
Su piel albaricoque me recordaba esa tersa fruta que descansaba en el centro de nuestra mesa.
Supongo que lo harás mejor.
Albino/albina
No estamos hablando de introducir a un personaje que presente albinismo.
El albinismo es un grupo de enfermedades hereditarias que afectan la manera en que el cuerpo produce o distribuye el pigmento (el material que produce color). Las personas con albinismo tienen una cantidad reducida de pigmento (o ausencia del mismo) en los ojos, el pelo y la piel. La palabra "albinismo" viene de la palabra latina albus, que significa "blanco".
Por lo tanto, y a pesar de que para algunos puede parecer ofensivo, existen escritores que han introducido la palabra albino en sus escritos.
En el libro La leyenda de la isla sin voz, de Vanessa Montfort, lo observamos:
Más bien parecía un adulto al que un encantamiento hubiera disminuido hasta adquirir las proporciones de un infante. El cabello le llegaba hasta los hombros y tenía una blancura albina, desagradable, con esos ojos rosáceos propios de ese tipo de piel. Sus brazos eran largos y finos, y sus manos, delgadas, con las uñas más largas de lo deseable.
También en El universo de piedra, de Julian Portal:
En el caso de Kelloc, los mechones abundantes tienen un negro brillante y hacen un distingo con su piel, un tanto curtida; a diferencia de la blancura albina de sus otros hermanos.
Para encontrarnos a alguien de piel azul tendríamos que viajar a Pitufilandia. No obstante, la palabra azulado puede ser utilizado si lo creemos conveniente (no estoy hablando de la cianosis ).
La piel azulada entra en la categoría de pieles con tonos fríos, como mencioné en esta entrada, y se refiere a un subtono o al matiz que subyace al color de nuestra piel, que puede pasar desapercibida pero que es la base para seleccionar el tipo de maquillaje y de joyas a usar.
El siguiente párrafo es de mi autoría y está inspirado en la película Moonlight:
José estaba en la mitad de la calle y no pude evitar notar que su piel, bajo la luz de la luna, se veía azulada.