No me extenderé en todas las evidencias que apuntan a Doñana, para eso realicé un artículo monográfico sobre la Atlántida, me centraré en uno de los últimos hallazgos y cómo se podrían utilizar los gusanos robóticos.
En 2016 Manuel Cuevas, empresario y gran apasionado de la arqueología financió una investigación con imágenes hiperespectrales usadas en la agricultura y la minería para examinar las capas de la tierra.
Los resultados revelaron restos arqueológicos de sepultados entre 80 y 100 metros bajo tierra, cuya configuración coincide con lo explicado por Platón y la posible destrucción de la ciudad derivada de un cataclismo marino, posiblemente un tsunami.
Tras analizarlas, consultó a Ramón Corzo, catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla. El académico confirmó al ser entrevistado que lo hallado bajo Doñana son "estructuras arquitectónicas provocadas por la acción humana". Sin comentarios
Los robots lombriz
Estos dispositivos, desarrollados inicialmente por ingenieros de la UC Santa Bárbara del laboratorio del Dr. Elliot Hawkes y el Instituto de Tecnología de Georgia, serían una de las claves para la investigación.
Pensados para la exploración de otros planetas, permitirían cartografiar con detalle y de una forma no invasiva todas las estructuras y materiales existentes bajo el Parque de Doñana. Es un robot blando, rápido y controlable que puede excavar en la arena y superficies blandas. Permite nuevas aplicaciones para movimientos subterráneos rápidos, precisos.
La división de robótica de la multinacional estadounidense General Electrics anunciaba en mayo de este año 2022 su Investigación pionera: el gusano robot que puede penetrar en el subsuelo para todo tipo de investigaciones.
En 2014, la empresa alemana EMAMIDESIGN presentaba gusanos robóticos de silicona como ayuda para la construcción de edificios. Permite la locomoción en superficies extremadamente irregulares, donde las ruedas dentadas y otros mecanismos de locomoción se atascan. El Robo Worm se abre paso fácilmente con sus dos cabezas, una en cada extremo del gusano, por lo que no tiene que girar para moverse hacia atrás. Este principio permite un movimiento inverso sin problemas en ejes extremadamente estrechos. Además, tiene cámaras y otros sensores para realizar grabaciones en áreas de muy difícil acceso.
Como se puede comprobar es una tecnología madura y asequible para despejar una de las mayores incógnitas arqueológicas de la historia: ¿Existió la Atlántida descrita por Platón frente a las columnas de Hércules?
Una vez se hagan descender estos gusanos robóticos bajo tierra y guiados por control remoto deben ser capaces de penetrar en la tierra hasta que encuentren las estructuras pétreas que ya halló Manuel Cuevas, determinar su textura e incluso recoger muestras para ser analizadas. Todo ello sin causar ningún daño en la zona. Con el número suficiente de ingenios de este tipo sería posible lograr un mapa detallado de la zona y con las muestras obtenidas, despejar de una vez por todas que hay exactamente bajo las marismas de Doñana.