Revista Cultura y Ocio

¿Cómo designamos a nuestros parientes?

Publicado el 26 noviembre 2013 por Antonio Alfaro De Prado @genealogiah

              En nuestra vida diaria apenas si manejamos media docena de términos para designar a nuestros parientes más cercanos. Incluso a los lejanos, con decir que son tíos, primos o sobrinos, nos basta para entendernos, sin mayores precisiones. En genealogía, sin embargo, tenemos que ser capaces de identificar de una forma mucho más concreta el parentesco que nos pueda unir con otras personas. Algo que nos será muy útil tanto para explicar nuestro árbol como para situar correctamente los datos que podamos encontrar en documentos y estudios genealógicos.

              El árbol que se muestra a continuación identifica desde la posición central de un individuo los diferentes nombres que recibe cada familiar, en función de la distancia entre generaciones, ya sean de la misma, superior o inferior, así como la lejanía colateral (mayor o menor distancia desde un individuo a otro partiendo del antepasado común):

tabla de parentescos

Esta tabla de parentescos fue publicada por primera vez en la revista de Cuadernos de Genealogía que edita HISPAGEN (nº13, 2013-I)

                      Una segunda tabla nos muestra el sistema que se emplea para definir todos y cada uno de nuestros abuelos y bisabuelos. El sistema, como se apunta, podría aplicarse a los tatarabuelos y sucesivos antepasados pero se complicaría notablemente. No obstante, sí es frecuente encontrarlo al definir a los bisabuelos ya que si, por ejemplo, decimos que una determinada persona es nuestra bisabuela paterna-materna estaremos describiendo de forma breve y concisa que se trata de la madre de nuestra abuela materna. Estas son las definiciones:

tabla de abuelos

               Debido a las traducciones literales, pero erróneas, de algunos programas informáticos cuyo idioma originario es el inglés, es posible encontrar expresiones tan curiosas como “primo hermano, una vez eliminado” o ”primo tercero quitado tres veces” y similares, basadas en un sistema de cálculo de parentescos en el que se determina el grado de primo más cercano entre dos personas y la diferencia de generaciones entre ellos respecto al antepasado común. Este es un modo de definir relaciones familiares totalmente ajeno a la tradición española y es recomendable no emplearlo en nuestras genealogías, puesto que contamos en nuestro idioma con un repertorio propio para todos los parentescos que podamos encontrar, por lejanos que sean.

 

© Antonio Alfaro de Prado


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