Hemos leído y escuchado muchas veces interesantes argumentos a favor de los logros y sobre las características e importancia de un trabajo en equipo.
Los resultados son materia probada.
Y también los análisis que hablan del tiempo que conlleva la construcción de la confianza, la motivación, y las capacidades de un equipo.
Incluso, hemos leído ensayos y evaluaciones sobre las características y habilidades de los líderes para alcanzar los mejores resultados de las personas que integran su equipo.
Así que hoy vamos a concentrarnos, compartiendo una pequeña experiencia, en todo lo contrario. En la facilidad con que todo se destruye.
Equipos de Trabajo: La Destrucción.
"Se elogia en público, pero se corrige en privado".
El Gerente de Ventas de una empresa organizó la reunión mensual con los Jefes Zonales con la habitualidad de siempre.
La agenda de temas incluía repasar los valores de la organización, los resultados, y la necesidad de ajustar los planes.Algunos Jefes del Interior participaban por videoconferencia.
Ese era el caso de Juan, de la zona norte, quien se destacaba por su compromiso y por la satisfacción de sus clientes.
Todo comenzó bien pero inmediatamente el Gerente comentó que habia tenido una reunión con un ex-cliente de Juan, quien había presentado ciertas objeciones a la atención recibida.
A pesar de que el Gerente de Ventas estaba en conocimiento y había aprobado en su momento el trabajo de Juan para con este ex-cliente, ahora no dudó en criticarlo. Y algo fue para peor: lo hizo en público, en plena reunión.
Será por esa cosa de que el cliente siempre tiene la razón. O vaya a saber uno porqué.
Juan se sintió defraudado, pero se mantuvo en silencio. Juan calló. Calló por mejor educación que su Jefe. Calló para no generar una discusión en público. Pero el maltrato recibido del que no era merecedor causó un daño irreparable en su relación con el equipo, con la empresa, y con su Jefe.
Al poco tiempo Juan dejó la empresa y se fue a trabajar para otra firma.
Pero la onda expansiva de la explosión generada por el Gerente no terminó ahí. Los colegas de Juan tampoco volvieron a recuperar la confianza. Se había traicionado un valor sagrado.
Conclusiones.
"Cuando entran en conflicto el decir con el hacer, ya nadie vuelve a creer en las palabras".La empresa en cuestión decía contar con valores sólidos en la gestión de las personas: el respeto y el buen trato.
En esos pocos minutos donde el Gerente de Ventas puso el conflicto el decir con el hacer, se destruyó todo el trabajo realizado con ese grupo profesional.
Y nada volvió a ser igual.
¿Porqué hay personas que actúan de esta forma?
¿Cuántas veces han sido testigos de situaciones similares?
¿Porqué se destruye una inversión de años?
¿Cuál era la finalidad del comentario del Gerente de Ventas? ¿Ejemplificar una mayor orientación a las necesidades de los clientes?
¿No se perdió mucho más con su actitud?
No lo sabemos, pero podemos inferir la respuesta.
Lamentablemente la experiencia de Juan es frecuente en el mundo de los negocios, cuando el sentido común obliga a todo lo contrario.
Lo difícil, es encontrar explicación para este tipo de comportamientos directivos.Hasta el próximo post.
Federico Mondelo.
dirección & negocios
[email protected]