Cuando me planteé escribir un blog por primera vez, la principal motivación fue contar cosas que pudieran ser de utilidad e interés para los demás. Este fin de semana, Ricardo me escribía un correo para asegurarse de la autenticidad de las joyas de plata que había visto en nuestra tienda online. Así que, qué mejor información para compartir que una explicación sobre las dudas que os surgen. Hablemos pues de los tipos de joyas de plata que os podéis encontrar y cómo diferenciarlas.
La plata es un metal aparentemente fácil de imitar por otros como la alpaca, el zamak…, pero si ponéis un poco de atención, hay evidencias que determinan la autenticidad de una pieza. Pero vamos por partes, ¿qué significa plata de ley o plata 925?
La plata pura no es factible utilizarla en joyería, ya que es demasiado blanda, hablando en términos coloquiales. Es por ello que se “mezcla” con otros metales para darle solidez y poder crear joyas u otros objetos como cuberterías, candelabros, bandejas y demás. El metal con el que se suele mezclar es el cobre, lo que provoca que las joyas de plata se “oxiden”, es decir, cuando están al aire durante un tiempo toman otro color más amarillento o anaranjado, y al contacto con la sudoración se oscurecen. Y también pueden provocar alergias en la piel de algunas personas.
En función de la proporción de la aleación, la joya llevará una marca correspondiente, lo que llamamos “contraste”. Estas medidas están reguladas por las legislaciones internacionales y nacionales. Las que podemos encontrar son: 925 (de ley), 950, 999 y 800. Para contarlo más claramente, estas marcas quieren decir que, por ejemplo, en el caso de plata 925, la joya tiene 92,5 milésimas de plata y el resto, cobre. Ninguna de estas marcas se refieren a joyas con baño de plata. Estas últimas están hechas de otro metal a los que se le aplica una capa de plata, dándoles el aspecto propio de una joya de plata, sin serlo.
Una joya de plata es joyería, una joya con baño de plata es bisutería. Además de la calidad del metal de fabricación, el precio de la pieza es una de las diferencias fundamentales que te indicarán de qué está hecha. La plata es un metal que cotiza en bolsa, es por ello que su precio puede variar en tiempos muy cortos. Quizá un colgante de plata que veas hoy cueste 29.50€, y dentro de un mes haya subido a 36.50€… ¿me están tomando el pelo? No, el precio en bolsa ha subido y repercute en el precio que pagamos. También sucede en ocasiones justo lo contrario. Vemos una pulsera de plata en una tienda online y a las dos semanas vale un 10% menos… Efectivamente, los precios fluctúan tanto para arriba como para abajo.
Y ahora vayamos a evidencias más útiles para diferenciar la plata de otros metales en joyas de plata. El contraste por ejemplo. Ya hemos comentado que las joyas de plata suelen tener un sello que indica 925. Sin embargo, se dan casos en los que siendo una joya de esta calidad, carece de este sello por temas de diseño o tamaño. Que no cunda el pánico. Pongamos un ejemplo: esta cruz de la legión no lleva contraste por el diseño. El tamaño más grande del mismo modelo lo lleva en la anilla. Para solventar esta carencia, los fabricantes suelen aportar a las joyerías unos “contrastes” independientes que garantizan la calidad del material.
Hay señales físicas que pueden ayudarnos a identificar una pieza en plata de ley. El peso y el olor… sí, el olor. La bisutería tiene un olor característico a metal, las joyas de plata no huelen a nada. Esto es una de las cosas que puede alarmaros. Y por otro lado, el peso. La plata es más pesada que otro metales con los que se fabrican piezas de bisutería. El sentido común puede ayudaros en estas comprobaciones.
Un truco muy simple para diferenciar la plata de otros metales de imitación: coge un imán y acércale a la joya en cuestión. Si se atraen, no es plata.
Ahora bien, las joyas de plata ofrecen variaciones en el mercado, pudiendo encontrar piezas de calidad 925 combinadas con otros metales sin perder su valor, más bien al contrario, aumentando su calidad. Por ejemplo: joyas de plata rodiada o joyas de plata chapadas en oro.
Las joyas de plata rodiada están fabricadas en plata de ley con un baño de rodio que aporta a la pieza una capa hipoalergénica y un brillo similar al oro blanco. Un ejemplo de joya de plata rodiada puede ser este colgante de hada:
Las joyas de plata rodiada están consideradas de una calidad superior a las que simplemente son de plata 925. Muchas novias escogen sus joyas de boda en plata rodiada porque imita perfectamente al oro blanco, pero su precio es mucho más económico.
Por otro lado tenemos las joyas de plata chapadas en oro. En nuestro caso, las piezas nos llegan de fábrica en plata de ley, y nosotros de forma artesanal, bañamos en oro de 18 quilates las joyas por encargo. En este caso, las piezas son también de una calidad superior, ya que el oro es auténtico y el metal así lo vale. Como ejemplo, os enseño la Flor de la Vida chapada en oro:
Una tercera variante: las joyas de plata envejecida. Sigue siendo plata de ley, pero ofrecen un aspecto más oscurecido porque su superficie está expuesta a un tratamiento especial. Esto no disminuye la calidad de la pieza, es simplemente una modificación estética. Un ejemplo de esto, aquí:
En cualquier caso, antes de comprar joyas de plata online o por cualquier otro canal, aseguraos de la credibilidad del establecimiento y ante cualquier duda, preguntad.
¿Qué tipo de plata te gusta más para tu joyas?
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