En muchos de los talleres sobre Liderazgo que llevo a cabo con supervisores, mandos medios y gerentes, suelo entregarles a los participantes una lectura muy interesante que se titula “Hay muchos jefes, pocos líderes y ningún facilitador”. En este texto se trabajan fundamentalmente las grandes diferencias existentes entre ser “el jefe” y ser el “líder” de un equipo.
La gente en verdad se vive quejando del trato que dispensan algunos de sus superiores.
- “Entre el y yo hay mucho distanciamiento”,
- “no me trata como a una persona”,
- “vive buscando errores para mantener el poder”,
- “existe una barrera de plomo que no nos permite plantearle las cosas con confianza”,
- “quiere tener siempre la razón”,
- “la participación no es cosa de todos los días y después anda diciendo que se siente solo”,
…son algunas de las tantas quejas que uno se dispone a escuchar.
Pero volviendo a la lectura, necesito citar algunos conceptos que servirán para ilustrar aún más esto de “jefes” y “líderes”:
- La autoridad de un jefe impone, la autoridad de un líder seduce.
- Un jefe dice aquí mando yo, el líder dice aquí estoy a tu servicio.
- Un jefe dice “vaya”, el líder dice “vamos”.
- El jefe mira desde arriba buscando castigar el error, el lider se arremanga cuando es necesario apoyar al equipo, generando un aprendizaje compartido.
El reconocido autor Daniel Goleman llama liderazgo disonante a las primeras situaciones y liderazgo “resonante” a las segundas. La resonancia es música para los oídos de las personas que trabajan en cualquier empresa, en cambio la disonancia es puro ruido organizacional . Ese “ruido organizacional” está transformando a los lugares de trabajo en lo que él denomina “organizaciones tóxicas”
Más allá de las grandes exigencias y los cambiantes desafíos, es hora de que quien tenga un papel de liderazgo en una organización comulgue con un estilo que tenga sus bases en competencias como el trabajo en equipo, la gestión de los conflictos, la influencia, la motivación, el reconocimiento, la empatía, ejemplo, en fin, una “resonancia personal y organizacional” que aliente a desechar la toxicidad que muchos “jefes” emanan día a día y contaminan cualquier ambiente laboral.
¿Se acuerdan de la lectura? Bueno, va una última frase: “Si le temes a tu superior, él es un jefe, si lo aprecias y lo admiras, él es un líder”. Leí alguna vez: “La arrogancia intelectual y carácter abusivo son consideradas ahora mismo fatídicos; los jefes duros pierden el terreno”.
Uno ya es responsable para elegir el camino a seguir.
Seleccionado por Camila Ubierna de Diario de un Consultor, de Gabriel Paradiso
Hasta aquí entonces el aporte de Gabriel y ahora te invito a dejar comentarios con tus propios aportes sobre las diferencias entre un jefe y un líder.