Como Dios manda es el perfecto ejemplo de producto que pretende ser progresista, pero acaba mostrándose como un conglomerado de clichés, humor y personajes que irradian todos los efectos contrarios a lo que sus creadores buscan. Además, es pretendidamente progresista solo en sus ideas, pues cinematográficamente hablando nos encontramos en las antípodas de un lenguaje atrevido y contemporáneo. Vamos, que estamos ante otra comedia española más donde el humor rancio y la absoluta falta de ritmo narrativo son el lema principal que acompaña su producción. Andrés Cuadrado es un estricto funcionario del Ministerio de Hacienda. Se considera ante todo una “persona como Dios manda” y da por sentado que todo responde a un orden natural, jerárquico e inamovible. Tras un desafortunado enfrentamiento con una compañera de trabajo, es sancionado y trasladado a Igualdad, donde todo es nuevo para él. Allí tendrá que ponerse al día para poder adaptarse a ese nuevo orden de las cosas. La ópera prima de Paz Jiménez muestra una absoluta falta de autoría, en una comedia hecha a la medida de su cómico y protagonista. Como Dios manda se supone que es una obra que intenta lanzar un claro mensaje de defensa ante las actitudes intolerantes de muchas personas hacia colectivos vulnerables.
Para ello, coge al cómico estrella del cuñadismo para interpretar un papel que acostumbra a realizar en sus monólogos, siempre sin una clara intención satírica, si no más bien como extensión de una forma de ser con la que se identifican muchas personas. Por ello, es algo contradictorio, aunque de acertada elección, que alguien que atrae a un público más conservador sirva como doble filo para introducir su mensaje de igualdad. Dicho esto, cuando no comprendes bien de lo que hablas, no tienes interés por acercarte de una manera realista y concienciada a tu defensa, lo que acabas creando es el efecto contrario al deseado. Como Dios manda tiene de progresista, únicamente, su pretensión final, su moraleja más superficial. Lo demás es una radiografía llena de estereotipos y humor rancio que más que corregir actitudes, perpetua aquellas que pretende erradicar. La risa no se busca a través de la mordacidad, del doble sentido crítico, si no que se basa en la repetición y constatación de los pensamientos de su protagonista, llegando a provocar el verdadero efecto de comedia solo en aquellos que le podrían reír las gracias a dicho personaje en el mundo real. Así pues, Como Dios manda es una comedia antigua desde su nacimiento, con muy poco ritmo para la comedia física o verbal, y con un pretendido punto de partida crítico que resulta contrario e interesado. No solo no aporta ni un ápice de novedad al caduco mundo de la comedia comercial nacional, si no que perpetua toda clase de estereotipos, no solo ideológicos, si no también cinematográficos. Un verdadero desastre.
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- ##check## Lo bueno
- Que no parece dejar abierto el camino a continuaciones.
- ##times## Lo malo
- Que es una película que genera el efecto contrario al buscado, además de ser una comedia que nace antigua y con total falta de ritmo.
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- Ambientación 5.0
- Simple, pero efectiva en su modelo de producción. Ni chirría, ni llama la atención.
- Desarrollo de Personajes 3.0
- Absolutamente falto de coherencia, El cambio de pensamiento del personaje, sobre el que se sustenta la razón de la película, aparece sin un verdadero sentido que lo provoque.
- Argumento / Guion 3.0
- Humor anticuado y un pretendido mensaje progresista que parece interesar poco a sus creadores.
- Banda Sonora 5.0
- Juega el típico papel de estas películas, guiando al público continuamente.
- Entretenimiento 6.5
- Quizá, si encuentra su público, puede resultar, al menos, no pesada.
- Montaje / Innovación técnica 3.5
- Una película absolutamente caducada a nivel cinematográfico. No aporta nada.
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- Puntuación Total 4 / 10