… pues que trabaje también por la noche.
Aunque suene a chiste, poco más o menos esto es lo que viene a decir la reforma de la ley de pensiones. Partiendo de que se trata de un sistema injusto, pues hace referencia a edad, no a años cotizados (salvo una pequeña coletilla), parece recochineo que pretendan subir la edad de la jubilación para todos cuando es público y notorio que buena parte de la población se está prejubilando, que son los que determinan que la edad media de jubilación se muy inferior a la teórica y que el coste social de estos despidos camuflados recaiga en el INEM, que en definitiva somos todos.
No obstante, sindicatos y patrones bendicen la medida, y nos encontraremos con el sinsentido de ver a un albañil, que cotiza desde los 18, currando a los 67 y a un oficinista, que empezó a cotizar a los 25, prejubilado a los 58.
Se preguntará Ud., entonces, qué lógica tiene esto, y es muy sencilla: resulta mucho más sencillo gravar a la dócil y sumisa mayoría (como cuando nos subieron el IVA), que meterle mano a las grandes corporaciones, que son las que abusan de las prejubilaciones.