Es un guión que ya se ha visto muchas otras veces en la era Trump: el presidente dice una cosa, luego dice la contraria y finalmente intenta convencer al país de que siempre dijo lo mismo. En el caso de la epidemia del coronavirus, el giro copernicano llama aún más la atención por su brusquedad. En apenas unas semanas Trump ha pasado de presumir de tener al virus “completamente bajo control” a anunciar “una guerra contra un enemigo invisible”; de asegurar que “las bolsas tienen muy buena pinta” a ver cómo la epidemia provoca un desplome del 30% en Wall Street en un mes; y de ofrecerse a ayudar a otros países con cien millones de dólares a plantearse un rescate de su propia economía de dos billones. Un error de cálculo con cuatro ceros de diferencia.
El gran problema de Trump en la gestión del coronavirus es que al principio lo abordó desde el punto de vista político. Su objetivo era minimizar el miedo para que no se ralentizara la buena marcha de la economía, su gran baza electoral para la reelección el próximo noviembre. Para ello usó las mismas herramientas políticas que casi siempre le han funcionado: la mentira (“desaparecerá de un día para otro, casi como un milagro”), el ...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaCómo el coronavirus puede costarle la presidencia a Trump fue publicado en El Orden Mundial - EOM.