Cómo Elegir al Padrino de Boda

Cuando hablamos de boda, especialmente en el caso de la católica, nos parece que el padrino y la madrina son imprescindibles, casi tanto como los anillos o las arras... aunque ninguno de ellos lo es. 
Por mucho que se repita en la Red, en las bodas religiosas o civiles lo realmente importante son los testigos, es decir, los que dan fe con su presencia y con su firma de que el matrimonio se ha celebrado.
Si bien es cierto que los padrinos también suelen actuar como testigos, debéis tener en cuenta que se trata de una opción.
Antes de elegir, es conveniente que conozcáis los requisitos necesarios para que los testigos, tanto si actúan como padrinos como si no lo hacen, sean válidos son:
Para las bodas civiles:

• Que sean mayores de edad.

• Que porten su documento de identidad. 

• Que sean dos personas, independientemente del género.

Los testigos-padrinos en la ceremonia civil no tienen que ser obligatoriamente los mismos que en la tramitación del expediente matrimonial, donde puede ser uno sólo en lugar de dos (según el registro que corresponda).
Para las bodas católicas:
En el caso de la boda católica el único requisito teórico para ser padrino de boda es que se tengan más de 14 años (16 en el caso de la confirmación), aunque se considera deseable:

• Que estén bautizados.

• Que sean católicos.

• Que no convivan en una unión irregular.

• Que sean personas rectas y responsables.

• Que se trate de un hombre y una mujer.

Estas condiciones son importantes para la Iglesia, porque consideran que funcion de los padrinos de boda es acompañar a los novios en su matrimonio para que lo vivan de una forma cristiana. Aunque os recuerdo que no es imprescindible.
Y respecto a la elección del padrino, aquí os dejo algunas posibles opciones que quizás os puedan ayudar a escogerle:
1.- La elección del padrino más tradicional es el padre de la novia o, en su defecto, alguno de los hombres de su familia más cercanos (hermanos, tíos, primos...); aunque os encontraréis con cierta presión en caso de que queráis cambiar el tradicional rol de padrino-padre de ella y madrina-madre de él o casaros sin padrinos.
2.- Que sea el mejor amigo del novio. De hecho, el origen del padrino está en el mejor amigo del novio. Éste le ayudaba a raptar a la novia en el pueblo vecino y se encargaba de que la ceremonia llegase a su fin, defendiendo a su amigo y sus intenciones de quedarse con la chica; aunque la familia de ella se presentase para oponerse con mucha indignación... y espadas afiladas.
3.- Que el padrino sea un amigo de la novia o alguien con el que tenga una relación especial, aunque no sea familia. 
4.- Que el padrino y quien lleva a la novia al altar sean dos personas distintas. Por ejemplo, el padrino puede ser un buen amigo del novio o de la novia y, quien la lleva al altar es el padre de ella. Esto es muy común en países anglosajones.
5.- Que el padrino y la madrina sean una pareja cercana a vosotros, independientemente de si tenéis parentesco con ellos. Por ejemplo, podrían ser la madre y el padre de él, el hermano y la cuñada de ella, una pareja de amigos de los dos, etc.
6.- Que sólo tengáis padrino. Por ejemplo, si los padres de él han fallecido, el padre está casado en segundas nupcias (madrastra a la vista) o si no tiene relación con su madre, quizás al novio no le apetezca llevar madrina. ¿Por qué entonces no contar sólo con el padrino? 
7.- Que haya dos padrinos. Esta opción la podéis valorar siempre que la boda sea civil porque, aunque no hay ningún impedimento teórico para que se pueda hacer en la boda religiosa, los usos y costumbres de la Iglesia hacen que sea prácticamente imposible.
8.- Que no haya padrino, por cualquier motivo. Eso sí, ya sabéis que os podéis casar sin padrinos, pero no sin testigos.
Mi consejo personal a la hora de escoger padrino es que lo hagáis con el corazón y con la cabeza. Con el corazón, porque el padrino es una figura importante que os acompañará el día de vuestra boda y debe ser alguien querido y respetado. Y con la cabeza, porque precisamente porque os también será protagonista ese día, no debe ser una decisión impulsiva y vana de la que os avergoncéis una vez pasado el tiempo. 
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