Los bolsos maternales perfectos deben ser:
- Bonitos para que haga juego con tu carrito de bebé.
- De gran capacidad, puesto que las madres recientes necesitan muuuuuuchas cosas.
- Muy prácticos y funcionales para encontrar todo a la primera.
- Con cambiador incorporado para proteger a tu niño si lo cambias en cualquier lado.
- Con múltiples compartimentos para guardar cada cosa en su sitio.
- Fáciles y cómodos de llevar en el carro (para que no abulte demasiado y nos podamos mover con el carrito por todas partes).
- Deben ser tipo mochila o tipo bandolera si además lo quieres para llevarlo sin el carrito. Por ejemplo, cuando llevas a tu hijo o hija en el portabebés.
- A ser posible, impermeables, porque si vives en el Norte, es posible que se moje más de una vez. Todos los carritos de bebé tienen su plástico protector, que siempre debes llevar en el carrito si vives en el Cantábrico, pero para que el bolso no se moje lo mejor es que sea de un material resistente.
Entre las cosas que no debes olvidar en la bolsa maternal están los pañales, las toallitas húmedas, ropa de repuesto, un botellín de agua (para ti, si estás dando pecho tendrás mucha sed), un vaso de agua especial para el bebé, biberones (si el bebé los toma), algo de comer para cuando sea más grande (tipo galletas), baberos, alguna toquilla o manta por si refresca, algún gorro para proteger al niño del sol o del frío, revistas o algún libro, etc.
Lo que nunca debes meter en el bolso maternal, y que muchas madres lo hacemos: la cartera y el móvil. Y ahora os contaré por qué. Cuando mi primer hijo era muy pequeño yo llevaba la cartera en el bolso del carrito y así no llevaba bolso propio. Más cómodo, sí, mucho más fácil para que roben los cacos, también. Así que un día que estaba de compras, cuando me di la vuelta, alguien abrió el bolso y se llevó mi cartera. Es algo muy típico porque los ladrones siempre están fijándose en los despistes. Antes de que te des cuenta ya te han levantado la cartera o el móvil.