Hoy en día todos los adultos miramos muchas cosas a la hora de comprar un juego de mesa infantil. Que si miramos la edad recomendada, el tamaño de las piezas que contienen, si la pintura de las fichas es tóxica y lo que menos miramos son los valores educativos que transmiten y de que los niños se lo pasen en grande.
Algunos padres ni siquiera se plantean regalar un juego de mesa a sus hijos cuando tienen dos o tres años porque les parece ciencia ficción que se queden sentados en un mismo sitio diez minutos seguidos. La solución a este problema es sencilla. ¡Hay que disfrutar de un poco de tiempo libre en familia!
Nadie como los padres para enseñar a los pequeños a centrarse y respetar las reglas de los juegos, puede ser muy entretenido. Pero sin embargo hay que reconocer que a los adultos nos cuesta poner en práctica esto.
Por un lado, es un ejercicio que pone a prueba la paciencia de cualquiera y, por otra parte, los juegos de mesa infantiles suelen aburrirnos porque no representan un verdadero desafío para nosotros.
La clave está en buscar juegos de mesa que estén pensados para los pequeños pero también para los adultos. El juego de asmodee que consiste en encontrar la imagen repetida de dos cartas distintas. Este juego es recomendable para niños de seis años y se lo pasaran en las fiestas infantiles.
Aprender jugando está muy bien pero siempre teniendo en cuenta los gustos de los niños para la que estamos eligiendo el juego de mesa. Y sin imposiciones. Si a un niño no le llama la atención surcar los siete mares en busca de tesoros escondidos difícilmente querrá jugar si nosotros los adultos no le enseñamos a jugar veras como si aprende os lo pasareis genial y podrá invitar a sus amiguitos a jugar.
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