Hoy quiero ponerme un poco sentimental con vosotros. Por ello vengo con la intención de contaros cómo me inicié en esto de la literatura, porque si alguno no lo habéis notado, aquí todos somos lectores feroces.
Como ya os he comentado alguna vez mi historia como lector tiene tres pilares:
- Asesinato en el Orient Express
- El cuento número trece
- El nombre del viento
La obra de Agatha Christie es la primera novela de la que tengo recuerdo de haber leído por propia voluntad. Recuerdo perfectamente el día, un domingo por la mañana en el que por alguna razón subí al desván (el piso de arriba de mi casa es una buhardilla en la que hay almacenados cientos de libros) y no sé porqué, me sentí atraído por esta novela policiaca.
Hasta entonces nunca me había atraído ninguna obra literaria, pero con esta pasé toda la mañana atrapado en sus páginas hasta que ese mismo día descubrí quién era el asesino. Desde entonces siempre he considerado a Poirot uno de mis personajes preferidos y he acabado por leer prácticamente todas las novelas que se han publicado en las que él es protagonista. A Miss Marple le tengo un poco más de manía… pero este no es el tema de la entrada.
Sin embargo, con esta novela no me terminó de enganchar a la lectura. Me gustó, la disfruté, pero tardé mucho en volver a coger un libro. Además cuando lo hacía era de forma muy esporádica. Podían pasar meses entre una novela y otra.
Pasó el tiempo y llegó una época difícil. Debido a una enfermedad me quedé en cama y sin energías durante prácticamente nueve meses. Me cansé de todo lo que solía hacer para entretenerme. Necesitaba algo nuevo. Y así fue como un libro volvió a mis manos.
Mientras veraneaba con mi familia en la playa, un día, cansado de seguir tumbado decidí intentar salir a dar un paseo. Este pueblecito no tiene mucha actividad y una pequeña librería es una de las pocas opciones de ocio de las que dispone. Al pasar por delante recuerdo que me fijé mucho en un libro llamado El cuento número trece. No sé si fue su portada o el hecho de que «trece», mi número favorito, formase parte del título, pero no lo dudé ni un segundo y entré a por él.
Como pasó con El asesinato en el Orient Express lo devoré en un abrir y cerrar de ojos. El día se me quedó corto para perderme en el misterio que envolvía a esa pequeña casa situada en medio del bosque. Diana Setterfield me había ganado.
Pero como había pasado antes me faltaba algo para quedar totalmente prendado de este mundo.
Ese algo tenía un nombre: El nombre del viento, el cual llegó a mis manos un par de meses después. Y esta vez sí. Por fin comprendí que los libros eran más que un hobby.
Nunca me había sentido tan enganchado a ninguna historia. Kvothe y Rothfuss me atraparon en su mundo tanto que quise formar parte del mismo. Ojalá hubiese podido. Me alegraron mis últimos meses de enfermedad en los cuales releí el libro en varias ocasiones.
Gracias Rothfuss por hacer de la fantasía mi género favorito.
Y gracias a todos vosotros por leerme.
@CarBel1994