El running se ha convertido en los últimos tiempos en la actividad deportiva de moda entre la población. Esto es debido a que es una práctica que apenas cuesta dinero y lo mejor de todo es que engancha mucho. También se ha transformado en un fenómeno social donde las personas aprovechan los momentos de rutina para charlar con otros corredores y así hacer nuevas amistades, lo que beneficia por partida doble a la hora de sentirse mejor y eliminar cualquier tipo de tensión.
Cualquier deporte si no se hace de la manera adecuada puede volverse peligroso, lo mismo si se quiere comenzar de golpe sin una preparación óptima previa. Antes de empezar a correr desde cero es necesario conocer las capacidades físicas de cada uno y el bagaje acumulado que se pueda tener en otro tipo de actividades. No es lo mismo ser una persona sedentaria que apenas se mueve en todo el día que otra que si practica ejercicio con regularidad.
Si lo habitual es no realizar nada en toda la semana antes de iniciar la marcha running es mejor hacer caminatas a un ritmo rápido. De esta forma se puede ver el aguante inicial y no se está sometiendo el cuerpo a un desgaste elevado. Se trata de que poco a poco se vaya cogiendo el hábito de poner en marcha el funcionamiento corporal. Una vez hecho este paso es hora comenzar a correr y disfrutar de los beneficios también psicológicos de hacer ejercicio.
Es imprescindible llevar el material adecuado, especialmente las zapatillas, pues de lo contrario se pueden producir lesiones. Para ello hay que conocer el tipo de pisada: pronadora, supinadora o neutra y comprar el calzado adecuado para ella. Además que sea lo más resistente posible y con buenas protecciones para evitar impactos fuertes en los pies así como las articulaciones.