Yo solía ser de esas chicas que llegaba a casa y ponía mil excusas para no quitarme el maquillaje, me daba mucha pereza!! La verdad es que decirlo ahora me da un poco de vergüenza, puede que no lo parezca, pero ahora pienso que no lavarte la cara es como no cepillarte los dientes o no ducharte. Si tenemos esos hábitos, ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestro rostro?
El truco está en dejar de verlo como una obligación y empezar a pensar que es un momento del día que quieres que llegue. Ya se que es más fácil decirlo que hacerlo y por eso te voy a contar como yo empecé a cambiar mi forma de pensar. Para mi fueron 4 pasos:
1. Compra nuevos productos
Yo empecé comprando productos nuevos, no compré muchos y por supuesto nada caro, no era la primera vez que compraba algún producto y lo dejaba sin terminar porque me aburría rápido. Compré un agua micelar, un gel para lavarme la cara y una crema hidratante, eso fue todo.
2. Emociónate por empezarlos
Probablemente a todas nos pasa, pero cada vez que tengo un producto nuevo lo que más me apetece es llegar a casa y empezar a probarlos, en mi casa, las cosas nuevas no duran más de un día en su empaque :P esto, por supuesto, es sólo al principio, obviamente no vamos a comprar productos nuevos todos los días para mantener las ganas y por eso creo que el paso más importante y mi favorito, es el número 3.
3. Disfruta el momento
Creo que el motivo por el que nos cuesta tanto añadirlo a nuestra rutina es, como dije antes, porque lo vemos como una obligación aburrida, aunque lo hago dos veces al día, mi momento favorito es por las tardes, porque es cuando puedo dedicarle más tiempo a la limpieza de mi cara, aunque realmente si nos damos cuenta son unos pocos minutos. Pero es el momento en que nos quitamos el maquillaje, que podemos sentir cada producto sobre la piel, y ver como todo eso se va quedando sobre un disco de algodón. Refrescar la cara después de pasar todo el día con ese maquillaje pesado sin el que podemos vivir. A mi me gusta especialmente el olor de los productos que uso y ese alivio que siente mi piel cuando aplico un aceite o una crema al final de mi rutina. Y por último pasamos al paso 4.
4. Siente tu piel limpia
¿No te encanta esa sensación? La cara limpia y ligera. Este es el motivo por el que después de tantos años intentándolo, por fin logré acostumbrarme a tener una rutina. Toda la vida viéndolo como una obligación porque en unos años me iba a arrepentir de no haberlo hecho y ahora me doy cuenta que debí hacerlo porque simplemente era algo que me encantaba.
Mi rutina está claramente muy lejos de ser perfecta, aunque cada vez añado más productos, se trata de ir probando hasta que consigamos lo que nuestra piel necesita. La mía es horriblemente seca y aún ando en busca de la crema ideal, el jabón perfecto, etc. Pero lo importante es empezar y no desistir :)
¿Se te hizo fácil acostumbrarte a cuidar tu cara o eres de las de mi grupo? :P ¡Cuéntame tus trucos en los comentarios!