El delfín evolucionó de una manera totalmente aleatoria y resultó que los cambios por los que pasaron los antecesores del delfín otorgaron al animal una ventaja sobre otros depredadores, ya que estos cambios son los que mejor se ajustaron al entorno. Sin embargo, como seres humanos, tenemos capacidad de análisis y razonamiento que nos permite analizar tendencias y estimar la probabilidad de un escenario futuro. A diferencia de un ente biológico, que depende de mutaciones aleatorias a través de generaciones para generar una ventaja en el entorno, la empresa es un ente jurídico, capaz de cambiar, dentro de lo permitido por la ley, de cualquier manera que convenga a los accionistas. Nuestra capacidad de estimar un entorno en el futuro nos permite hacer los cambios necesarios en la empresa, sin tener que esperar generaciones de mutaciones, para obtener los rasgos necesarios para sobrevivir y desarrollarnos en ese entorno futuro. De esa manera podemos determinar qué clase de empresa deberíamos ser en el futuro para sobrevivir y prosperar, entendiéndose la supervivencia como la capacidad de generar rentabilidad. Para este fin es necesario analizar tres variables principales:1. El Cliente: ¿Qué necesidad satisface nuestro producto? ¿Qué necesidades tiene y tendrá? ¿qué cambios de tendencia y demográficos se darán en la siguiente década? ¿Quiénes serán nuestros clientes? ¿Qué valora y qué valorará el cliente en el futuro? Es importante el determinar qué es lo que le vendemos al cliente. Por ejemplo, no le vendemos un auto, le vendemos la conveniencia de moverse rápido de un punto a otro. No vendemos gaseosas, vendemos una sabrosa y refrescante forma de calmar la sed. La idea es no limitar nuestra visión de producto a la solución actual para resolver la necesidad del cliente. En el caso de la venta de automóviles, por ejemplo, hace unos 100 años habríamos vendido caballos. En ese entonces, los que se denominaros a sí mismos “vendedores de caballos” probablemente quebraron con el advenimiento del automóvil. Los que entendieron que lo que vendían era una solución de transporte, probablemente empezaron a vender automóviles.2. El Producto: Esta estrictamente relacionado, por un lado, con el cliente, sus necesidades y lo que valora y por el otro con los insumos y proceso necesarios para hacer el producto. ¿Qué características debe tener, no solo como producto sino como experiencia completa (atención al cliente, distribución, etc)? ¿Qué insumos son más eficientes? ¿Qué procesos son más eficientes? ¿Qué nuevas tecnologías se perfilan en los insumos que utilizamos para producir nuestro producto? Disponibilidad de materiales necesarios.3. Competidores: Competencia, avances tecnológicos (tecnología emergente), substitutos, avances en industrias no relacionadas que son transferibles a nuestra industria.
Cada uno de estos factores, a su vez, se ve afectado por la innovación - la destrucción creativa de la que hablaba Schumpeter (1942) – lo que genera el constante cambio en los factores y, por lo tanto en el entorno.Es el análisis de cada uno de estos factores el que debería darnos una idea clara de nuestro entorno, de qué afecta nuestro entorno y, por lo tanto, de cómo será nuestro entorno de negocios en el futuro. El análisis del entorno nos da una idea de a qué nos enfrentaremos en el futuro, pero luego es necesario determinar los cambios necesarios en la empresa y sus productos que le ayuden a sobrevivir y prosperar en dicho entorno.