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Como en una película

Publicado el 15 febrero 2013 por Desmarcados @blogdesmarcados
Este miércoles fui a ver en el estadio Santiago Bernabéu un partido mítico de Champions entre dos rivales de altísimo nivel en Europa: Real Madrid contra el Manchester United. Es posible que este Manchester no tenga los nombres de cuando se enfrentaron hace diez y doce años (Beckham, Scholes, Keane, Cole, Van Nistelrooy) pero no deja de seguir siendo un equipo muy competitivo. La expectación era máxima y así se notaba en el ambiente por los alrededores del estadio. Un partido de Champions, sobre todo si es en eliminatoria, siempre es especial. Sobre todo se nota en la parafernalia ceremoniosa de estos partidos: El himno de la Champions a todo volumen, los niños moviendo el balón-bandera en el centro del campo, las gradas a rebosar, la hinchada de los dos equipos cantando en todo momento, etc. Uno revive en estos partidos la ilusión que te ofrece este deporte. El hecho de volver a tener esas ganas de dejarte sorprender, como si todo lo que ocurriera delante de ti fuera una película. Racionalmente, el fútbol te devuelve a la niñez, como dijo Valdano
Estuve sentado en la fila 8, en uno de los laterales, muy cerca del campo. La forma de ver un partido en un estadio, las sensaciones que te transmite son completamente diferentes a verlo en casa. Digamos que tú eres la cámara que elige fijarse en los detalles que más te interesan. Algunos más relacionados con el lance del juego y otros bastante banales, como las indicaciones entre jugadores, el portero calentar mientras se saca un corner en el campo contrario, un control del balón pegado a la línea de cal de la banda, una sonrisa, un apretón de manos, un grito, el riego del césped en el descanso, los cánticos de los hinchas del Manchester, las banderas que sacan los aficionados cuando se acerca un jugador, etc. 
Se produce un estado de magia indescriptible. Es como si nada más entrar en el estadio todo lo que sucediera fuera de ese lugar no existiera. Tus problemas, inquietudes, preocupaciones, alegrías y esperanzas desaparecen durante 90 minutos y sólo enfocas tu atención en ese lugar, en ese juego, en ese preciso momento presente. Exactamente igual que cuando vas a una sala de cine y de repente todo se queda oscuro y sólo ves la luz del proyector reflejada en la pantalla, en esa sábana blanca inmensa que cubre todos tus pensamientos y te atrapa dócilmente.

Como en una película

Como si estuviéramos en una película

Desde una pantalla de televisión se ve todo mucho más cómodo, por supuesto, e incluso se puede hacer un análisis de la película o del partido con mucho más precisión que a pocos metros del terreno de juego. Ese mismo en donde acabas de ver correr a pocos metros de ti a Ronaldo y donde Van Persie o Di María conseguían driblar con su electricidad habitual a varios jugadores. Se pierde ese calor del momento en vivo. Por eso es tan necesario que la gente acuda a los estadios. Los cantos y el murmullo de las hinchadas son la banda sonora que envuelve el juego. Sin ella faltaría el espíritu de pasión colectiva que lleva este deporte. En 1987 tuvieron que repetir un Holanda-Chipre, clasificatorio para la Eurocopa 88, por culpa del lanzamiento de una bengala. El 8-0 conseguido (con 5 goles del delantero holandés John Bosman) fue en vano. Al repetirse el partido, Holanda ganó por 4-0 en un frío y desangelado estadio vacío en el que apenas se escuchaba los gritos de los jugadores y algunos aplausos de quienes pudieron estar allí. Total, casi nadie pudo valorar este resultado que les clasificaba para la Euro 88. El fútbol necesita la presencia de gente. Es vital para enchufar de energía al jugador, para darle ese toque de circo romano donde la adrenalina fluye recíprocamente entre quienes juegan en el campo y quienes les observan y animan.

Como en una película

"Just like the movies" cantaba Regina Spektor. 

Con una película sucede lo mismo. Estas en casa, con tu televisor, tablet u ordenador, viendo esa serie o esa película que te está conmoviendo.Te genera emociones, sí. Pero si esa misma película la ves en una sala de cine, con ese efecto hipnótico que tiene la pantalla brillando en su oscuridad, las emociones se multiplican por diez. El poso que te deja esa historia dura mucho más, y encima adquiere un sentido único y a veces hasta perturbador si la película ha conseguido remover algo en tu interior. 
El avance de las tecnologías aplicadas a la comunicación es imparable, sobre todo la audiovisual. Estamos viviendo una ebullición de plataformas y logros técnicos, más allá del truco de feria de este 3D, que harán en un futuro muy próximo que las sensaciones frente a la pantalla sean mucho más intensas, como por ejemplo con la estereoscopía sin gafas o resoluciones inmensas que capten hasta el más mínimo detalle de una imagen. No será una locura pensar en ver un partido de fútbol en casa donde tu eliges la cámara y hasta puedas estar virtualmente en el campo, como sucede con algunas tecnologías aplicadas a los videojuegos. Todo esto sin olvidar, por supuesto, el papel que tendrá la televisión inteligente (Smart-TV) o televisón híbrida que contribuirá al dinamismo del concepto "Emisor-Receptor" en un viaje de ida y vuelta. 
Pese a todos estos avances, ver una película, un concierto o un partido de fútbol, ya sea solo o acompañado, siempre siempre generará que "vivamos" ese deporte como nuestro, cabreándonos ante una jugada polémica o emocionándonos ante un gran gol. En una película ocurre lo mismo. Los frames o fotografmas en movimiento nos seguirán engañando al cerebro para que creamos que estamos viendo algo real delante de nuestros ojos. Pero la magia de estar viendo todo esto en el estadio, o en la sala de cine, lejos del ruido del mundo, siempre estará presente como si viéramos la vida con los ojos de un niño. mezclando realidad y fantasía.

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