Las rabietas y berrinches se vinculan a una etapa del proceso evolutivo de los niños (de dos a cinco años) y que desaparecerán por sí solos toda vez que se manejen adecuadamente. Los pequeños no hacen berrinches para manipularnos, ni lo hacen intencionalmente para provocarnos. Sólo están ejercitando la consolidación de su individualidad en un período de mucha confusión emocional y pocas herramientas para resolverla o manifestarla.
Algo que podemos hacer acerca de los berrinches es tratar de prevenirlos. Generalmente cuando un niño estalla con una pataleta es porque ya ha intentado expresar alguna necesidad legítima que no ha sido escuchada o atendida oportunamente. Por ejemplo, un niño de tres años que acompaña a su madre en la cola de un banco, puede aburrirse rápidamente por la imposibilidad de jugar, moverse o explorar, y es muy probable que se canse, sienta sueño o hambre. Si no prevemos llevar juguetes, algo de comer, dejar que se mueva, etc., podría sobrevenir un berrinche. También es importante tener expectativas reales acerca de lo que podemos o no esperar de los pequeños: cuando vamos de compras, podemos eludir lugares donde se exhiban productos que resulten atractivos (chucherías, juguetes, etc.). Y como éstas, hay muchas circunstancias predecibles que pueden evitarse en la medida de lo posible.
Ser flexibles es imprescindible si queremos educar respetuosamente y prevenir las rabietas. Diariamente, los padres entramos en guerra con nuestros hijos. Guerras perfectamente evitables si les permitimos elegir la ropa que van a usar o si se quieren bañar primero y comer después o viceversa, en lugar de imponer una orden porque “soy tu mamá y se hace como yo lo digo”. Tratemos de evaluar un poco: ¿lo que nuestro pequeño nos pide realmente pone en riesgo su sano desarrollo o su seguridad? De no ser así (les aseguro que el noventa por ciento de las veces no lo es) ¿por qué no complacerlo?. Pensemos también, que ofrecer opciones y permitir que los pequeños tomen decisiones y elijan por sí mismos, además de que les hará sentirse empoderados (necesidad del momento evolutivo que atraviesan) les enseñará a ser niños y adultos con criterio y capacidad para tomar buenas decisiones, en lugar de seres sumisos o ciegamente obedientes.
Si alguien nos hubiera explicado que ambos son procesos evolutivos propios de cada etapa de los bebés y niños, tal vez nos sentiríamos más tranquilos y preparados para afrontar estos desafíos sin miedo a malcriar.
Las dudas de sí estaremos haciendo bien las cosas, de sí el apego les estará haciendo daño; se hacen presentes. Llegamos a pensar que debemos ser menos flexibles y poner las cartas claras sobre la mesa.
Pero lo que no nos detenemos a pensar y por supuesto si no somos Psicólogos, no sabemos, es que la etapa de los berrinches y pataletas, es eso, una etapa.
Los berrinches y pataletas son la forma en que los niños empiezan a demostrar autonomía, independencia, es la forma en que expresan algo que no quieren hacer, aunque ese algo sea necesario, vaya a favor de su seguridad o bienestar.
Tips para el manejo respetuoso de las rabietas
- Nunca pierdas el control.
- Agachate para hablarle a su altura.
- Usá palabras simples y frases cortas.
- El tono de voz debe ser calmo.
- Ofrecele una alternativa.
- Contenelo con un abrazo (si se deja)
- Cuando se haya calmado, hablá con tu peque tranquilamente.