En este caso, la situación me tomó desprevenida y no la manejé como me hubiera gustado. Pero hay algunas estrategias que me han ayudado a sobrellevar otros días difíciles:
- Habla con otras mamás.
Las charlas con amigas, aunque sean telefónicas, ayudan a desconectarte y recordarte que todas las mamás tenemos días difíciles... y que son pasajeros. - No seas tan exigente contigo misma.
Reduce tus tareas diarias a lo básico e imprescindible. ¿Es extremadamente necesario planchar toda esa pila de ropa? Entonces no lo hagas. Concéntrate en una tarea importante en el día. Así te asegurarás la satisfacción del logro cumplido y evitarás la frustración de las tareas pendientes. Y simplifica todas las actividades que puedas. Si no tienes ganas de cocinar, compra comida comprada (y no te preocupes, será solo por estos días). - Más tiempo de televisión y computadora para los niños.
Si habitualmente tratas de restringir el tiempo que dedican los niños a ver televisión o jugar en la computadora, sería conveniente que durante estos días seas más permisiva. Déjalos que pasen más tiempo con estos juegos y videos. No te sientas culpable. Será mejor para todos; ellos estarán entretenidos y tú tendrás más tiempo para relajarte o descansar. Seguramente cuando pase la tormenta compensarán esos minutos con otras actividades. - Distráete haciendo algo que te guste.
Aprovecha la siesta o los minutos de televisión para realizar cualquier actividad que te ayude a relajarte y despejar la mente: leer, meditar, hacer ejercicio, escuchar música, caminar, hacer manualidades... - Descansa más.
Si no has descansado bien, tendrás menos energía para enfrentar el día. Así que lo mejor que puedes hacer es irte a la cama más temprano. Si no puedes dormir toda la noche de corrido porque tus niños aun son pequeños, aprovecha los momentos que duermen durante el día y descansa tú también.
Foto: Flickr (Guide to Beauty)