Revista Cine
Hace unos años, un pequeño director de cine independiente estadounidense, con la ayuda de Mark Wahlberg, pudo abrirse un hueco en las nominaciones de los Oscars 2010, nada menos que siete nominaciones. The fighter ganó dos de las siete candidatas a las que aspiraba. Pero yendo más atrás en su carrera, podemos observar como el cineasta comenzó con cuatro pequeñas películas. Películas que te podían gustar más o menos pero que, sin lugar a dudas, contenían un elemento especial que se convirtió en la marca del creador. La honestidad y la pasión que demostraba su cine. El director sabía manejar el tono de sus películas para que complementase el mensaje que mostraba, todo ello de una forma valiente y sincera. Ante todo sus films tenían alma y demostraban un manejo en la dirección que iba creciendo película tras película. Pero con Extrañas coincidencias hubo un sonado problema entre el director y una de sus actrices, los dos fueron grabados en una de las calientes discusiones que mantenían con frecuencia, sacando a relucir el difícil temperamento del director estadounidense. Éste hecho le llevo a estar durante seis años alejado de las cámaras. No pudo realizar su siguiente proyecto, de título Nailed, después de su problema ningún productor quiso subvencionar su trabajo.
Con The fighter, Mark Wahlberg salvo la carrera de David O. Russell. Lo produjo cuando ya nadie confiaba en él. Wahlberg le dio un trabajo como director en un proyecto, ya planificado y construido en su totalidad, "de encargo". Ni siquiera tuvo que escribir el guión, por primera vez en su carrera. Sorprendentemente se alzó como una de las cintas más nominadas en los Oscars y una carrera potente y meteórica le precedió. Con The fighter, O.Russell perdió la energía que rebosaban sus films, convirtiéndose todos sus trabajos en ejercicios correctos pero vacíos de sentimiento. The fighter fue una obra simple sin más, y El lado bueno de las cosas es conscientemente contradictoria y deshonesta consigo misma. Por último tenemos la controvertida La gran estafa americana.
Es increíble como un talento como el de O. Russell es desperdiciado para acabar creando una de las piezas más indulgentes de la temporada (con permiso de La vida secreta de Walter Mitty). El director de Tres Reyes pone todo su esfuerzo en generar atracción hacia los contenidos de La gran estafa americana creando una atmósfera de tono “feel good” realmente embaucador.. La indulgencia al espectador, no es algo que me atraiga, pero sí una técnica totalmente respetable, siempre y cuando se lleva honestamente. Pacific Rim ha sido un blockbuster realizado completamente en pos del “fan service” y funciona porqué sabe a qué público va dirigido. Pero aquí ésto solo sirve para intentar tapar, torpemente, los profundos agujeros de guión.
La música es otro de los elementos realizados para crear esa sensación agradable al público, siendo está la más destacable a mi juicio. Un auténtico y valioso retrato sonoro de la época en la que se desarrolla. A ello ayuda el vestuario, con los ya comentados escotes y pelucones, y el apartado visual. Los actores se encuentran perdidos y descontrolados en el peor de los sentidos. Amy Adams es la actriz más controlada de todo el reparto, por lo que consigue la mejor interpretación del conjunto. Christian Bale también destaca por su cambio físico, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados. Pero resultan destacables las perceptibles sobreactuaciones de los actores que llegan a caricaturizar completamente a sus personajes. Parecen estar improvisando todo el tiempo, manteniendo una estructura interpretativa más basada en las reacciones que en las propias acciones. Pero todos ellos disparan una energía sin igual fruto de su descontrol que permite camuflar su interpretación y hacer disfrutar al espectador de éste recital de locura.
También es cierto que los actores no tenían un buen material en el cual basarse. El guión parece un primer borrador con las mismas características que un sencillo esbozo: unas frases que representan las ideas del personaje sin ninguna sutileza, personajes hablando explícitamente del carácter que representan sin demostrarlo y mensajes muy contradictorios que eliminan cualquier ápice de coherencia y cualquier posibilidad para conservar la implicación del espectador en el conjunto. Siendo esto último, uno de los fallos más grandes del film. Sin entrar en ejemplos directos, la mayoría de las escenas no tienen ninguna conexión narrativa entre sí, no representan nada en el conjunto final ni tienen un propósito ni un desarrollo que desemboque en ningún desenlace. Si añadimos los cambios repentinos de personalidad de los protagonistas, siendo el caso más extremo el de Bradley Cooper cuyo personaje da un vuelco repentino en el transcurso de una sola secuencia. También es cierta la discutible decisión de David O. Russell eligiendo a su guionista. Eric Singer, guionista únicamente de The International: Dinero en la sombra, es el creador del guión mientras que O. Russell se limita a firmar como coguionista. Sospechoso, sin duda, resulta que un director que se caracterizaba por cuidar sus guiones y cargarlos de detalles propios deje el peso narrativo de su película a otro guionista quedando él como mero supervisor.
Por todo esto me hace sentir que David O. Russell es el autentico estafador de La gran estafa americana. Grandes del cine como Kubrick, Haneke o Von Trier utilizan la indulgencia del espectador para golpearlo y mostrar un mensaje de manera directa e impactante. Sin embargo, el director de Extrañas coincidencias parece aprovechar su conocimiento sobre cine para crear la máxima indulgencia posible y ver si el espectador es capaz de soportar todas las contradicciones. Realmente parece que la película odia a su propio público, lo toma por tonto al obligarle a aguantar una serie de importantes fallos temáticos. Lo más extraño es la sensación de que ésta era la intención de un O. Russell que esconde en desenfado una estafa cinematográfica preparada milimétricamente.
Esta teoría paso por mi mente al revisionar El lado bueno de las cosas. Su magia me nublo pero su final me abrió los ojos y me hizo comprender la jugada. El encanto de la historia emborrona la perspectiva de un final deshonesto con sus personajes y totalmente incoherente con lo narrado en el resto del metraje. La figura de David O. Russell se torna cada vez más controvertida, siendo cada vez más la gente que lo cataloga de sobrevalorado, pero sin duda me resulta interesante como un cineasta con tanto talento puede haber realizado semejante broma, como un cineasta con tanto talento puede haber estrellado su carrera de manera tan brusca. ¿Ha sido realmente todo un movimiento burlesco que busca la atención perdida? Un director cansado de ser original en sus historias, aceptando la narrativa hollywoodiense para demostrar como el público digiere un plato mal cocinado pero vistosa y bellamente presentado. Si La gran estafa americana se erige como triunfadora el próximo dos de marzo en los Oscar, solo quedaría nuestra risa. No solamente habría ganado la estatuilla, sino que también ratificaría su verdadero mensaje. Parece que tras ésta completa estafa, O.Russell podrá rodar su ansiado y esperado proyecto olvidado: Nailed llegará a nuestras pantallas pero... ¿por quién estará dirigida? ¿por el imaginativo O. Russell inicial o por el anodino y comercial O. Russell actual?
Nacho VázquezSevilla