Las opciones de tratamiento que existen ante un caso de cáncer de tiroides varían de acuerdo al tipo de cáncer que tenga cada paciente y a la constitución física de la persona. Las cuatro alternativas más utilizadas en la actualidad son las siguientes: quimioterapia, cirugía, radioterapia y terapia hormonal. Cuando se practica una cirugía para terminar con el cáncer de tiroides se puede hacer la extracción del tejido tumoral a través de diferentes procedimientos. En una lobectomía, por ejemplo, solamente se retira la sección de la tiroides sobre la que se ubica el cáncer. En una tiroidectomía completa se extrae la totalidad de la glándula tiroides y en una disección de ganglios linfáticos solo se extraen dichos ganglios.
Para tratar el cáncer de tiroides también se puede recurrir a la quimioterapia. Se trata de una serie de medicamentos administrados en forma de pastillas o de manera endovenosa (o en la parte interior de los músculos). Este sistema viaja a través del torrente sanguíneo y va destruyendo las células cancerosas diseminadas por el cuerpo. Puede tener algunos efectos secundarios, como caída del cabello y reducción de las defensas.
Con la terapia hormonal se administran hormonas en forma de pastillas para detener el crecimiento y la proliferación del cáncer de tiroides (actúa como bloqueo en el desarrollo de la enfermedad). Otra alternativa de tratamiento para el cáncer de tiroides es la radioterapia. El método de la radioterapia es utilizado de manera casi exclusiva para reducir el tamaño de un tumor y para eliminar células cancerosas. La radioterapia también puede ser muy efectiva para localizar tumores en distintas partes del organismo. Los tratamientos de radioterapia para combatir el cáncer de tiroides incluyen la administración de elementos como el yodo radiactivo, que ataca todos los tejidos tiroides con células cancerosas.