Cómo es la operación de trasplante de corazón

En una operación de trasplante de corazón un paciente enfermo (afectado por alguna de las enfermedades cardiovasculares más comunes) recibe un nuevo corazón para reemplazar al suyo (que, por lo general, estará enfermo o lesionado). Antes de planificar una operación de trasplante de corazón, sin embargo, es necesario encontrar un donante. Esta fase es la más compleja, dado que el donante debe estar clínicamente muerto pero tiene que tener algún tipo de soporte vital (además debe haber un buen nivel de compatibilidad entre los dos tejidos —el trasplantado y aquel que se va a trasplantar).

Al iniciar una operación de trasplante de corazón se debe poner a circular la sangre del paciente en un sistema extra-corporal (a fines de mantenerla bien oxigenada). Posteriormente se debe extraer el corazón enfermo del paciente y colocar en su lugar el corazón recibido del donante para, en última instancia, desconectar la máquina de circulación extra-corporal y hacer que la sangre vuelva a fluir directamente del corazón conectado.

Una operación de trasplante de corazón solo está indicada en casos insuficiencia cardíaca, miocardiopatía, arteriopatía coronaria, valvulopatía y anomalías cardíacas severas. Es muy importante tener la precaución de no recomendar el trasplante de corazón en pacientes que hayan tenido cáncer, en los que tengan diabetes insulino-dependiente, enfermedades hepáticas o neurológicas, desnutrición o tabaquismo.

En la operación de trasplante de corazón existen algunos riesgos bien documentados. En primer lugar están las dificultades eventuales en lo que refiere a la anestesia (algo común a cualquier intervención quirúrgica de este tipo). En el proceso de la cirugía se pueden producir episodios de sangrado o infección. Hay que tener en cuenta que en el trasplante de corazón se pueden presentar coágulos de sangre, daño en los riñones, ataques cardíacos y problemas en el ritmo cardíaco del trasplantado.