Este ensayo está dedicado a todos aquellos que tengan el deseo de escribir.
El hombre, por naturaleza o por aprendizaje en un mundo que le frustra tiende a deprimirse o a caer en picado en muchas ocasiones y suele optar por destruir ya sea a personas, animales, su hábitat natural y, a su vez, a el de ellos mismos. Por eso si tú, has tomado la valiente decisión de crear escribiendo, quiero que sepas que estoy de tu parte y te enseñaré desde lo más fácil hasta cosas más complejas.
A veces, a muchos, o quizá tú a ti mismo te has preguntado ¿Por qué quiero escribir? O mejor aún ¿Por qué siento el deseo de escribir? Tantos motivos hay: existen personas que lo llevan en la sangre, como una milagrosa “enfermedad”, quizá la vacuna que jamás se ha descubierto: la vacuna para curar el mal de amores. Otros de tanto leer sienten la necesidad también ellos de expresarse mejor, peor o igual que los autores que les acompañan. Puede ser vocación o un exceso de imaginación bien encauzada, mejor que irse por otros derroteros, atrapan esa angustia o pena o rabia en forma de palabras, frases e historias
Aquí nos centraremos en el relato. Y tú te preguntarás ¿Cómo hacerlo? Pues cada maestrillo tiene su librillo pero de manera más práctica empezaré por enseñarte lo más básico.
Todo relato tiene un comienzo, un nudo, un desenlace y un final. Esto es :
– Comienzo: aquí se presentan los personajes principales del relato. El más importante desde luego es el protagonista. Puede haber personajes secundarios (su novia, su madre, hija, amiga…) pero cuantos menos mejor. Se hará una breve descripción de los personajes que puede ser física, psíquica o situacional. En este sentido puedes ser explícito o implícito. Es decir, que si eres explícito lo describirás tal cual. Ejemplo: “ Pedro era enjuto, con los ojos redondos y brillantes como dos soles y unos labios tan carnosos y rojos que cualquier mujer se los desayunaría confundiéndolos con cerezas” (como apreciarás aquí se han utilizado símiles y metáforas, muy valiosos a la hora de crear un relato). Pero también puedes ser explícito. No utilizar descripciones sino presentar al personaje o personajes por lo que hacen o por sus gestos entre otras cosas. Ejemplo: “María tenía que decidir si aquel candidato daba la talla como para un puesto de administrador de Banco. Se acarició la barbilla con el dedo índice y pulgar de la mano derecha mirándole. Finalmente, levantó las cejas y le dio el contrato que tan celosamente guardado tenía en el cajón de la mesa de su despacho para que lo firmara.”
A parte en algunos relatos existe un antagonista, es decir, un personaje opuesto al protagonista en la forma de ser o incluso físicamente. El texto puede resultar mucho más atrayente si incluyes un antagonista (mejor del mismo sexo)
Vayamos, ahora, con el desarrollo del relato: supone como se desarrollan los hechos dentro del mismo. El principio lleva a un nudo (conflicto). El conflicto es muy importante pues nos aporta la acción y el enganche al lector. En todo relato tiene que haber acción, que siempre va a continuación del comienzo o presentación de personajes. En la novela ocurre igual, solo que en esta el escritor puede entretenerse más en detalles o imágenes. El relato, por así decirlo, es ahorrativo. Mucho más un micro-cuento. En estos no debe sobrar ni una sola palabra para que tenga calidad. En los relatos no debe haber “paja” ni nada que nos despiste, todo ha de ser coherente, como una madeja con la que tejemos un suéter. Por muy bonito o poético que algo nos haya quedado sino concuerda con el relato, aunque nos duela habrá que eliminarlo. Esto viene bien para además añadir que es muy importante leer el relato una y otra vez para descubrir fallos o imperfecciones que pueden restar calidad al texto.
El desenlace es la solución del conflicto y el final, simplemente, como terminan los hechos del relato.
Por otro lado, también está lo que es llamado clímax. El clímax se debe incluir antes del desenlace y es el momento álgido del relato en el que no se sabe qué va a pasar por lo que debe generar tensión y expectación en el lector. Una vez esto conseguido el desenlace resolverá la historia que terminará con el final. Los finales pueden ser abiertos o cerrados:
– Abiertos: son desconcertantes pues dan lugar a varia conclusiones e interpretaciones según el lector y no terminan de dejar claro lo que ha ocurrido. Suelen ser muy atrayentes y dejar hasta huella en la mente de quien lo lee.
– Cerrados: Claramente se sabe qué ha pasado. De todos modos un buen final debe ser lógico pero inesperado.
Tipos de narrador.
Los más importantes y fáciles de manejar para la gente que empieza son:
– Narrador omnisciente: Dios es omnipresente, omnisciente y omnipotente. Es decir, que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ve porque está en todas partes. Pues igual es este tipo de narrador. Sabe todo a cerca de sus personajes por lo que puede describirlos o narrar sus acciones (está en todas partes) sin que en ningún momento se cree ninguna incoherencia en el texto. El sentido omnipotente quiere decir que maneja a sus personajes a su antojo (un poco como el famoso director Alfred Hitchcock, solo que este manejaba a sus actores como a muñecos o protagonistas de un videojuego)
– Narrador en primera persona: el protagonista narra su historia según su punto de vista: lo que siente, lo que vive, lo que ve. Es un punto de vista, entonces, subjetivo, todo lo contrario que el narrador omnisciente cuyo punto de vista es objetivo.
En el tema del estilo, tono y ritmo decir que deben permanecer idénticos durante todo el relato. En el estilo puede haber influencias de otros autores pero nunca se puede pasar de un estilo a otro. Por ejemplo: de poético a siniestro aunque quiera conseguirse algún contraste o imagen* no es lo más acertado.
El tono debe permanecer siempre, también fiel en el relato. Puede ser sobrio, humorístico, serio, simpático…. Porque si no fuera así podríamos compararlo con una guitarra con dos cuerdas desafinadas o una cantante cuya forma de cantar no se adecúa al sonido en la totalidad de la canción. Hablando del ritmo, lo importante es que no decaiga.
El ritmo llena el texto de gracia y de ganas, motivación y arranque para seguir leyéndolo hasta el final. Es como la gasolina que enciende el motor y el coche no para hasta llegar a su destino. Esto, el verdadero artista, lo hace de manera intuitiva aunque también existen piedras en bruto que después de limarlas con la técnica se convierten en piedras preciosas.
Por último diré que no hay que forzar maneras (rituales absurdos como encender velas, poner inciensos o comprarse agendas preciosas). Si te sirve esto, no tengo nada en contra, pero la verdadera inspiración puede surgir en cualquier lugar (mientras cocinas, en el metro, en un bar tomándote un café junto a una amiga, hablando por teléfono en el trabajo) Por eso creo que no hacen falta parafernalias. A veces hasta es bienvenido un pedazo de papel higiénico. Cada uno descubrirá de qué manera le surge esa inspiración. De sus enamorados, cuestión del día a día, las cosas bellas, experiencias personales, sueños, los propios libros, fantasías…
Último consejo: llevar siempre agendas y bolis en el bolso (mejor que el papel higiénico), en el bolso o en los bolsillos. Uno nunca sabe cuando pueden acudir las musas y de una frase se puede escribir un relato extraordinario)
• Imagen tanto puede ser hacer una descripción muy visualizable. Ejemplo: “tras lastimarse el dedo el niño derramó sangre en la nieve de aquella fría navidad” u como adelanto a lo que va a pasar (la relación de dos personas va mal porque él quiere dañar a ella aunque lo disimula bien). Un día en que ella se queda sola en la casa de él se queda inmersa mirando uno de sus cuadros. Se trata de “El beso” de Gustav Klimt)