El hambre emocional es un Trastorno de la Alimentación que lleva a las personas a ingerir sobre todo
mucha azúcar y grasas ya que al comer alimentos no saludables se disparan
neurotransmisores, como la dopamina, que activan el centro de recompensa a
nivel cerebral y el individuo se siente bien durante 30 o 45 minutos, como si
estuviera bajo el influjo de alguna droga, por lo que este comportamiento puede
generar adicción ya que no hay límite de saciedad y la comida se convierte en
una vía de escape frente a la realidad. El hambre emocional también puede
generar enfermedades crónicas no transmisibles del adulto, como la diabetes
tipo 2, hipertensión y afecciones cardiovasculares. Para evitarla,
es necesario identificar si el hambre que se siente es real o emocional. Cuando
es hambre es real el cuerpo pide alimentos y puede estar acompañada de, mareo,
dolor de cabeza y visión borrosa. En el hambre emocional solo la preferencia
por ciertos alimentos la calma, por ello es necesario alimentarse
equilibradamente. Es conveniente planificar 3 comidas principales sanas y
algunas meriendas de ser necesario. Cuando contamos con todos los nutrientes
que necesitamos, el cuerpo no busca más. Las personas que sienten que no pueden
controlar sus emociones, tienen que
buscar ayuda psiquiátrica o apoyo para manejar la situación y evitar refugiarse en la comida para lograr
evadir la realidad.