Cambiar de huso horario puede ser una experiencia emocionante, aunque el jet lag a menudo reduce la energía y afecta los primeros días. Este desajuste ocurre cuando tu reloj interno no coincide con la hora local, y tu cuerpo necesita tiempo para adaptarse. Aunque no existe una solución inmediata, seguir algunas estrategias permite reducir sus efectos y recuperar vitalidad más rápido.
La clave está en preparar tu cuerpo antes de partir, tomar decisiones inteligentes durante el vuelo y actuar de forma estratégica al llegar. Ajustar la exposición a la luz, planificar las comidas y administrar el descanso son medidas que favorecen la adaptación al nuevo horario. El objetivo no es cumplir normas estrictas, sino adaptar tus rutinas al horario del destino.
En este artículo verás recomendaciones prácticas, pensadas para distintos tipos de viaje y sentido del trayecto. Así podrás mantenerte activo, dormir mejor y disfrutar de cada momento en tu destino sin que el jet lag te detenga.
Métodos efectivos para prevenir y disminuir el jet lag
Para prevenir el jet lag es necesario incorporar hábitos que faciliten la adaptación del reloj biológico al horario del destino.
- Ajuste previo de horarios: Empieza a mover tu hora de dormir y despertar unos días antes del viaje. Esto ayuda a que tu cuerpo se acerque al nuevo ritmo antes de llegar, reduciendo el impacto del cambio brusco de huso horario.
- Gestión de la exposición a la luz: Aprovecha la luz natural para enviar señales claras al organismo. Busca luz en las horas que favorezcan el ajuste y evita pantallas o iluminación intensa cuando interfiera con el sueño en el nuevo horario.
- Empleo controlado de melatonina: En pequeñas dosis puede ayudar a adelantar o retrasar el sueño según la necesidad. El momento de tomarla es clave, así que ajústalo de acuerdo con la dirección de tu viaje y la hora local.
- Hidratación y alimentación adaptadas: Mantente bien hidratado antes, durante y después del vuelo, evitando el exceso de alcohol y cafeína. Ajusta tus comidas al horario del destino lo antes posible para reforzar las señales de tiempo que recibe tu organismo.
- Actividad física estratégica: Realizar ejercicio ligero en el horario local ayuda a que tu cuerpo identifique cuándo debe estar activo. Esto puede incluir caminatas, estiramientos o rutinas suaves que faciliten la transición y mejoren tu estado de alerta general.
¿Qué hacer antes del vuelo?
Los días previos al viaje son determinantes para reducir el impacto del jet lag y facilitar la adaptación al nuevo horario. Si viajas hacia el este, adelanta la hora de acostarte y levantarte entre treinta y sesenta minutos diarios. Si tu vuelo es hacia el oeste, retrasa ambos horarios siguiendo el mismo margen. Esto, sumado a modificar las comidas y la exposición a la luz, entrena tu reloj interno antes de llegar.
Igualmente, durante esta fase conviene mantener buenos hábitos de descanso. Reduce el uso de pantallas durante la noche, aprovecha la luz natural por la mañana y controla la ingesta de cafeína. Prepara accesorios que te ayuden a dormir durante el viaje, como antifaz, tapones y almohada cervical. Una buena preparación previa puede marcar la diferencia entre pasar días adormecido o aprovechar desde el primer momento.
¿Qué hacer durante el vuelo?
El vuelo es el momento perfecto para empezar a alinearte con el horario del destino. Ajusta tu reloj en cuanto subas al avión y adapta tus comidas y descansos a esa referencia. Si en el destino es de noche, utiliza antifaz y tapones para favorecer el sueño, y si es de día, mantente despierto y en movimiento.
Asimismo, bebe suficiente agua y evita el exceso de alcohol, ya que la deshidratación agrava la fatiga. Viste prendas cómodas y realiza estiramientos o caminatas cortas para favorecer la circulación. Toma cafeína únicamente cuando quieras mantenerte activo, respetando el horario del lugar de destino. Con estos hábitos, tu cuerpo empezará a recibir las señales correctas incluso antes de aterrizar.
¿Qué hacer al llegar al destino?
Los primeros momentos tras aterrizar son clave para indicarle a tu cuerpo que es hora de adaptarse. Sal al exterior y busca luz natural en las horas que favorezcan el nuevo horario, evitando la exposición cuando pueda retrasar tu ajuste. Si sientes sueño durante el día, opta por siestas cortas de veinte a treinta minutos, siempre antes de media tarde para no alterar el descanso nocturno. Ajusta tus comidas al horario local lo antes posible para reforzar las señales internas de tiempo.
Además, la actividad física contribuye a reducir la somnolencia y elevar el nivel de atención. Realiza caminatas ligeras o estiramientos que activen tu circulación y reduzcan la sensación de fatiga acumulada. En viajes hacia el este, tomar melatonina al final de la tarde o inicio de la noche puede ayudar a dormir en el nuevo horario. Evita pasar el día encerrado en espacios oscuros o iluminados artificialmente, ya que esto confunde a tu reloj biológico. Con un par de días de consistencia, tu cuerpo comenzará a responder mejor.
Otros consejos según la dirección del viaje
La dirección de tu vuelo determina si debes adelantar o retrasar tu reloj interno. Ajustar las estrategias a este factor mejora la rapidez de adaptación.
- Viajes hacia el este: El reto principal es adelantar tu reloj biológico, lo que requiere acostarte y despertarte más temprano. Busca luz natural en la mañana y evita la exposición intensa al final del día. La melatonina en la tarde noche ayuda a sincronizar el sueño.
- Viajes hacia el oeste: Aquí necesitas retrasar tu reloj interno para dormir y despertar más tarde. Busca luz natural en las últimas horas de la tarde y limita la exposición muy temprana por la mañana. Mantente activo hasta la noche para evitar dormir demasiado pronto.
- Rutas con escalas prolongadas: Si la conexión es en un huso horario intermedio, utilízala para iniciar una adaptación progresiva. Ajusta comidas, luz y actividad física a un punto medio entre tu origen y destino, reduciendo el choque al llegar. Esto ayuda en trayectos muy largos.
- Desplazamientos extremos: Al cruzar más de ocho husos horarios, la adaptación puede tomar varios días.
- Realiza el ajuste en dos etapas: Una primera con modificaciones leves y otra más exacta desde el tercer día. La paciencia y la constancia son fundamentales en este tipo de viajes.
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