Las escaras o úlceras de decúbito son lesiones que se presentan en la piel y tejidos profundos, producidas por una desnutrición de origen vascular o nervioso.
La escara en si misma es un tejido cutáneo desvitalizado y en donde sus limites se tornan duros, secos y de un color blanco perlado, grisáceo o negruzco.
Habitualmente se producen en personas que por diferentes motivos se encuentran postradas en cama o padecen de afecciones que les impiden movilizarse o moverse.
Entre todos los posibles damnificados por las escaras se encuentran: ancianos en situación de internacion con postramiento en cama o sillones de ruedas, obesos imposibilitados de movilidad, pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares donde no se controla determinada parte del cuerpo, entre otros.
Las zonas más proclives a desarrollar estas lesiones son: región sacra por encima de los glúteos, el límite entre los muslos y glúteos, los talones y la cadera.
Estarían implicados tres factores en la génesis de estas ulceras y son: la fricción, la humedad y la presión de fuerzas cortantes.
Es sumamente importante prevenir y tratar estas lesiones ya que si se infectan son muy difíciles de tratar y resultan molestas al paciente y su familia.
En lo que respecta a la prevención podemos citar: cambios de posición, cada dos horas como mínimo, de decúbito supino a decúbito lateral 30º en personas postradas en camas, higiene cutánea y humectación, uso de dispositivos anticompresión, por ejemplo colchón “antiescaras” disminuye en un 50% aparición de úlceras, uso de almohadones entre rodillas y tobillos, manejo de la espasticidad muscular con quinesioterapia o fisioterapia y cambio de pañales e higiene en ancianos e impedidos de autocuidados.
En los casos que ya se ha formado una lesión ulcerada por presión, es imprescindible evaluar periódicamente y realizar tratamiento reparador.
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