Revista Infancia
Cuando un niño vea que otros niños sí han tenido regalos o muchos más regalos que él se nos plantea un problema. Tenemos que explicarle, entonces, el porqué de estas diferencias.
Una vez más, tenemos que generar una explicación reflexionada y positiva para el niño que dé respuesta a esa comparación real que el niño está estableciendo.
Una opción puede ser basar la explicación el la transitoriedad: este año, a tu amigo le han traído más regalos que a ti, pero el año pasado tú tuviste más (o el año que viene tú tendrás más). Así, apelamos un reparto casual, basado en turnos y no en características de los niños.
También podemos basar la explicación en conceptos de generosidad como, por ejemplo: es que como ese niño estuvo enfermo este año muchas veces, Los Reyes quisieron compensarle con algún regalo más. Tú has tenido suerte porque has estado muy sano.
Se trata de explicar a los niños una realidad social injusta sin transmitirles frustración o rabia, basándonos en la transitoriedad de la dificultad, en la propia generosidad y en la valoración de lo recibido (sea mucho o poco).
¿Cuál es la justa medida en los regalos para no fomentar le consumismo o hacer tantos que ni los disfruten?
Esto depende de las posibilidades de cada familia, en primer lugar, y de los valores que quieran transmitirles a sus hijos.
El poder adquisitivo de la familia va a limitar, en la mayor parte de los casos, la cantidad de regalos.
Además, cada familia debe reflexionar sobre qué quiere transmitir a sus hijos con los regalos navideños, qué tipo de regalos cree que debe darles y cuántos son los adecuados.
Un criterio a seguir podría ser basar parte de los regalos en artículos necesarios (ropa, zapatos…) que van a tenerse que comprar antes o después y otra parte en juguetes. Es esta segunda parte sobre la que debemos tener más cautela, evitando la sobreestimulación y el recibimiento de juguetes por los cuales el niño, posiblemente, pierda pronto el interés.
Sobre la cuestión del consumismo, la prevención del mismo es un proceso que debe llevarse a cabo a lo largo de todo el año, aunque tiene su máxima expresión en Navidad. Si la tendencia familiar general se dirige hacia un consumo responsable, en Navidad será más fácil proteger al niño de la marcada orientación social al mismo.