Los prestadores de salud debemos recomendar dietas a base de plantas para ayudar a los pacientes a mejorar su salud y disminuir la vulnerabilidad al COVID-19.
Un estudio de 2021 en seis países reveló que aquellas personas que seguían dietas principalmente a base de plantas tenían un 73% menos de probabilidades de desarrollar COVID-19 de moderado a grave, en comparación con aquellos que seguían otras dietas. Este beneficio puede provenir del hecho de que las dietas a base de plantas están asociadas con un peso corporal significativamente más bajo, un menor riesgo de hipertensión, niveles más bajos de lípidos en plasma y un menor riesgo de diabetes
Los médicos debemos alentar a los pacientes a mejorar las condiciones de salud subyacentes , incluida la adopción de hábitos dietéticos saludables, particularmente un énfasis renovado en verduras, frutas, cereales integrales y legumbres, y dietas basadas en plantas. Esta recomendación se alinea con la política de la Asociación Médica Estadounidense de junio de 2021 que insta a los líderes gubernamentales a alentar a las personas con afecciones de salud subyacentes asociadas con la morbilidad y mortalidad de COVID-19 a que consulten a sus médicos para instituir (o reanudar) el tratamiento adecuado para esas afecciones subyacentes.
Los médicos además debemos remitir a los pacientes a nutricionistas y los centros de salud deben proporcionar información sobre la buena nutrición a los pacientes, las familias, los visitantes y el personal, y deben modela con los alimentos que sirven.
La evidencia sugiere fuertemente que abordar urgentemente las condiciones de salud subyacentes, para empezar, una dieta más saludable no solo reduciría la probabilidad de infección grave y muerte si no que también podría ayudar a que las vacunas funcionen mejor.