Todos, o casi todos, los españoles hemos visto fracasar estrepitosamente a la selección española de fútbol en el Mundial 2014 que se celebra en Brasil. Esta selección se había presentado en este campeonato del mundo con el aval de ser la actual campeona y además ser también bicampeona de Europa. Iba, por tanto, con un prestigio merecidamente ganado en los campos y ratificado por los éxitos. Tenía que enfrentarse a un grupo que, teóricamente, no debía suponer un gran escollo: Holanda, Chile y Australia eran los rivales a batir. Pero el primer partido supuso el primer mazazo: Holanda goleó con justicia y juego a nuestra selección. Fue una especie de humillación porque los nuestros estaban desaparecidos del campo y los holandeses jugaban a placer como si la roja fuera un grupo de solteros. El remate vino tras el partido contra Chile. Ningún conjuro fue suficiente y nuevamente la selección española fue barrida por los chilenos. Les superaron prácticamente en todo. Con estos resultados…. el fracaso era evidente y casi insoportable porque una campeona no puede marcharse a casa de esa forma.
Gestionar el fracaso
Una de las claves, desde mi punto de vista, por las que los fracasos se han convertido en una DERROTA es la mala gestión que el equipo ha realizado de los resultados. Y es que se puede ser campeón, el mejor, el más listo o el más guapo pero es absolutamente indispensable interiorizar que el éxito es algo temporal y momentáneo. Un resultado positivo no garantiza el siguiente. Ser la campeona hace cuatro años no significa casi nada al afrontar un nuevo campeonato. Veamos los errores cometidos por la roja y lo que deberían haber hecho:
1.- Fracaso en el partido con Holanda
El equipo holandés se mostró muy superior al español, tanto a nivel físico como táctico. Tras el empate al final del primer tiempo los jugadores españoles se vienen abajo y no salen tras el descanso con la mentalidad agresiva que la situación requiere. Tal vez la preparación física no había sido la adecuada pero la disposición mental de lucha no la mostró prácticamente ningún jugador. Conforme el partido iba decantándose para Holanda en vez de mayor ímpetu, los españoles mostraban incapacidad, desidia y falta de motivación. Es decir, no plantaron cara a la adversa situación. Perder este partido les devolvió a la tierra y les hizo ver que son mortales, de barro, como todos los demás y que para ganar además de lucir una estrella hay que esforzarse y correr más. Pero no supieron convertir esa debilidad en una oportunidad. En vez de levantar la cara y comprender la realidad, mentalmente se quedaron hundidos. Cayeron y no fueron capaces de levantarse con la humildad suficiente para reiniciar la marcha. Creyeron que su grandeza les levantaría y les llevaría a la victoria sin despeinarse. Ese fue el error. Los ciclistas lo saben bien: el maillot amarillo solo te da alas si vas el primero pero te hunde si no eres capaz de liderar el pelotón.
2.- Fracaso en el partido con Chile
Tras la goleada sufrida frente a Holanda, el partido contra Chile se presentaba como una auténtica final: para pasar a octavos de final era necesario ganar. Pero otra vez los jugadores saltaron al campo creyendo que el reto era de calibre inferior y que con un poco de suerte no habría ninguna dificultad para ganar a Chile. Su actitud altanera les llevó a cometer nuevos errores y a hacer flaquear sus piernas. Los chilenos les ganaron en goles y en decisión. Los rivales solo son fáciles después de haberles ganado, pero antes de jugar el partido no hay ninguno fácil. Lógicamente tras el primer gol la desesperanza y el abismo se apoderó de los nuestros. La meta (ganar a Chile) cada vez se encontraba más lejos. Pero estaba lejos porque ellos la situaron demasiado cerca antes de empezar el partido. Es necesario comprender que en todo proceso hacia el éxito y la victoria, el camino tendrá baches y obstáculos. Por tanto hay que integrar la prevención del fracaso en el proceso de mantenimiento del éxito. En caso contrario, como ha ocurrido, ante el primer fracaso llegará la derrota. Integrar el fracaso en el proceso de aprendizaje del éxito es una forma de preveerlo y afrontarlo de la forma adecuada. Si lo hubieran hecho así, la goleada de Holanda hubiera sido menor y sólo sería una anécdota como lo fue la derrota ante Suiza en el debut en el mundial de Sudáfrica.
3.- Fracaso en la relación con la afición
Lo dice muy claro el refranero popular español: hay que estar a las duras y a las maduras. La selección española no ha sabido digerir las críticas y decepción de la afición. En vez de hacer frente a dicha respuesta emocional de los seguidores prefirieron no dar la cara y comparecer de forma fría en las habituales ruedas de prensa. Algún jugador (recuerdo a Iker Casillas) reconoció sinceramente su culpa y asumió sus errores pero no hubo un reconocimiento general como equipo de que el planteamiento, la entrega, la intensidad, la actitud no había sido la adecuada. Más bien al contrario, las declaraciones de Xavi Alonso diciendo que “les faltaba hambre” molestaron al resto de compañeros. Justamente lo contrario de lo que la afición esperaba. No hay que ser ningún experto en fútbol para coincidir con Xavi Alonso. Pero ellos en vez de reconocer “es verdad estamos emborrachados de éxito y no hemos sabido gestionarlo” optaron por la técnica del avestruz (esconder la cabeza para no ver la realidad).
Y para rematar la mala gestión del fracaso, cuando llegaron ayer martes a Madrid, en vez de enfrentarse a su afición decidieron salir por la puerta de atrás sin mediar contacto alguno con los seguidores. A nadie se le ocurriría hacer eso cuando vinieron con la copa en el mundial de 2010. Pues de la misma forma tampoco es admisible ese comportamiento ahora que vienen derrotados. Le deben a los aficionados mucho y tienen que ser suficientemente adultos para afrontar las críticas, los pitos y las reacciones negativas. Eso es lo que haría un equipo grande. El mediocre solo da la cara cuando le van las cosas bien.
Y tú, crees que la selección española ha gestionado el fracaso de forma adecuada. ¿Qué hubieras hecho tú?
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