Revista En Femenino
Cada uno de nosotros lleva una mochila. Conviene abrirla de vez en cuando...
Hemos visto que la metáfora de "la mochila" que lleva nuestros hijos puede ayudarnos a visualizar conceptos complejos, pero también tiene sus peligros. Porque podemos verlo como algo negativo, una carga que tendrán que llevar durante el resto de la vida y que solo conlleva sufrimiento - en vez de verlo como algo que sirve para hacerles más fuertes, para enseñar, para darles perspectivas únicas en la vida...
Una madre ha compartido este comentario sobre la mochila:
"¿Utilizas con ellas (tus hijas) la metáfora de la mochila... así directamente? Hablar con nuestras hijas de su historia no solo es hablar de abandono, es hablar de los problemas que su institucionalización, su falta de estimulación, nutrición les ha provocado, como - por ejemplo - problemas de salud, de aprendizaje, conductuales... de pérdida de identidad racial que tienen que vivir día a día ?Cómo planteas estos problemas con tu hija?
Personalmente lo he intentado pero resulta complejo, duro y doloroso."
Estas son unas preguntas importantes: ¿Cómo hablamos de la mochila? ¿Lo podemos/debemos hacer directamente? ¿De verdad tiene que ser duro y doloroso hablar de estos temas?
He encontrado unas pistas en el libro "Hablando con Niños de la Adopción" (Talking Young Children about Adoption" - sólo en inglés). Las autoras son madres adoptivas, pero además, la Doctora Watkins es psicológa y la Doctora Fisher es psicoanalista y profesora de psiquiatría de la Universidad de Chicago.
Su libro me destaca en este asunto por dos motivos:
Primero por como demuestran las múltiples formas de abordar la adopción con nuestros hijos. La segunda parte del libro proporciona unos 20 casos de diversas familias y como han hablado de la adopción con sus hijos a lo largo de preescolar y primaria. Está claro que no hay una sola fórmula y, como nos enseñan las doctoras, lo importante es la transparencia, la disponibilidad de los padres para hablar y conectar con sus hijos desde su punto de vista, saber escucharles y responder a nuestra manera.
Segundo, en la primera parte del libro hablan de un fenómeno que nos afecta a muchísimos padres y madres. Es la sensación de que hablar de adopción equivale dar malas noticias al niño. Dicen que no es de extrañar porque existen en la sociedad mitos negativos sobre la adopción y también prejuicios sobre el valor de los lazos de sangre. Inconscientemente, nosotros hemos asimilado estos mensajes negativos que luego dificultan la comunicación sobre adopción con nuestros hijos.
En realidad, su libro está dedicado a como hablar de la adopción en sí y nos ayudan primero a desmitificar la adopción para acercarnos a la comunicación desde un punto de vista positiva, comprendiendo como funciona de verdad esta solución tan importante para la protección de los derechos de los menores, que disfrutan de muchísimas más ventajas que desventajas gracias a la adopción.
Sin embargo, cuando vamos más allá de hablar simplemente de la adopción, para abordar los temas de la mochila entramos en un terreno que - por mucho que intentamos ver lo bueno, muchas veces tenemos que comunicar noticias que son verdaderamente malas - como ha dicho la madre del comentario - noticias sobre abandonos y sobre los efectos que la institucionalización, la falta de estímulos y nutrición que puede tener sobre su salud, su desarrollo, el aprendizaje y los comportamientos.
No es de extrañar que nos cueste comunicar sobre estas noticias. Como es lógico, nuestros hijos. al recibir información sobre estos temas, pueden sentir tristes, confusos, abrumados, enfadados o impotentes . Y para colmo, tendrán preguntas para las que no hay respuestas fáciles:
¿Por qué?
¿Por qué yo?
¿Por qué no me protegieron?
¿Por qué no me querían?
¿Por qué tanta injusticia en el mundo?
Sherry Eldridge, mujer adoptada, activista y autora de "20 Cosas que Los Hijos Adoptados Desean que Supieron sus Padres" (sólo en inglés) cree que nos cuesta a los padres adoptivos aceptar el dolor que sienten nuestros hijos porque vivimos en una sociedad que busca evitar el dolor a toda coste:
"En fin ¿No implica el dolor una injusticia o un fracaso o una barrera a nuestro derecho garantizado a la felicidad?"
Cita el libro de un reconocido médico:
"En los tiempos modernos, el dolor es el enemigo, un invasor malvado que tiene que hay que echar para fuera. Y si el Producto X quita el dolor 30 segundos más rápido, mejor. Este acercamiento tiene un defecto peligroso: una vez que miramos el dolor como enemigo, en vez de señal de alarma, el dolor pierde su poder para instruir. Silenciando el dolor sin considerar su mensaje es como desconectar una alarma para no recibir malas noticias."
También cita otro experto en adopción:
"Lo que hace falta es una actitud de homenaje hacia el dolor - una actitud de ver el dolor como un enemigo querido que embellece en vez de destruir. Igual que el granito de arena puede producir una perla dentro de la ostra, también el dolor de la adopción puede producir la perla de la intimidad entre los padres adoptivos y sus hijos.
Eldridge también cita el libro descatalogado "Lo que está escrito en el corazón: Asuntos Primos en la Adopción":
"Los padres quienes hijos expresan tristeza normalmente sienten que necesitan reconfortarles, en vez de sentir la tristeza con ellos. Pero habiendo perdido unos padres es algo por el que sentirse triste, y lo mejor que cualquier padre o madre puede hacer por su hijo es permitirle compartir esos sentimientos de pérdida con ellos. Mientras que parezca más fácil - sobre todo al principio - evitar esos sentimientos incómodos, mantenernos en el superficie pronunciando eslóganes alegres no es la alternativa más cariñosa, porque al final priva tanto a los padres como a sus hijos de una intimidad auténtica."
Para mí está claro, hay que abrir la mochila junto con nuestros hijos, mirar los contenidos y hablar de ellos. Será un proceso doloroso, sin respuestas que les hará sufrir a ellos y también a nosotros. Pero estamos hablando de cosas, experiencias, situaciones, historias que les pertenecen y que siempre van a estar con ellos.
Porque con el paso del tiempo, estas cosas no desparecen, simplemente cambian de aspecto - como nos explica Brodzinsky en su estupendo libro "Soy Adoptado" (recientemente editado en español).
Además de comprender y acompañar a nuestros hijos en su dolor, necesitan nuestra ayuda para interpretar lo que han vivido porque van a dar interpretaciones a los hechos de su vida con o sin nuestra ayuda.
Entonces, volvemos al principio, sobre el verdadero significado de la mochila:
¿Es una carga que voy a llevar durante el resto de mi vida?
¿Estoy "condenado" al dolor, la tristeza y la rabia?
¿Soy una "víctima"? o
¿Llevo una mochila llena de experiencias y herramientas que me hacen más fuerte, que me aportan perspectivas únicas, que me hacen especial?
¿Cómo puedo perdonar y así vivir en libertad?
¿Qué puedo hacer yo con lo que me ha tocado en esta vida?
Si quieres leer más, te recomiendo: Esos Malos Oportunos