Por Psic. Verónica Seoane * Ayuda Psicológica en Línea - Psicólogos por Internet
La muerte es uno de los temas que la mayoría de padres no sabemos cómo abordar. ¿Qué, quién, cómo y cuánto hay que decir? Sin duda, una de las condiciones que en estos casos marca gran diferencia es la edad de los hijos. Aunque entre los niños existe mucha variabilidad, es cierto que la forma de pensar, así como lo que entienden por “muerte”, cambia según la edad.
- QUIÉN: Informar de la muerte de un ser querido es algo, por definición, complicado. Sin embargo, lo ideal es que quien se lo cuente sea una persona muy cercana emocionalmente al niño. Por ejemplo, si el fallecimiento ha sido el de la madre, la circunstancia ideal sería que lo comunicara el padre. Sin embargo, si está tan sobrepasado y afectado por la situación (algo completamente normal), puede ser un tío/a, primo/a, incluso niñera o profesor que tenga gran vinculación. No importa tanto el grado de vinculación familiar, sino de cercanía emocional, alguien con quien tenga una relación de confianza.
- CUÁNDO: También es importante no retrasar la noticia, ya que el niño percibe lo que sucede a su alrededor. Se da cuenta de las emociones, del llanto y la tristeza, de la tensión, etc. Además, cuanto antes se transmita el fallecimiento, antes comenzará a elaborar el duelo…
Porque sí, los niños también pasan por ese proceso de duelo. Por ello, es muy importante comunicarle comprensión y apoyo, y darle la oportunidad de que pregunte. Hay que aceptar sus emociones, y decirle que los adultos también están tristes, y que por eso se abrazan, algunos lloran o apenas hablan,… que él también podrá sentirse así, y que lo puede decir con toda tranquilidad.
- QUÉ DECIR: La concepción de la muerte es diferente según la edad. Los niños pequeños no entienden ese concepto de irreversibilidad que implica, por lo que en ningún caso habrá que dar lugar a que piense que hay posibilidad de retorno. Eso sí, no hay que extrañarse si no aparecen sentimientos de pérdida, precisamente porque su capacidad de entender el concepto de muerte es limitado.
En general, y creencias religiosas a parte, la formulación “está en el cielo” suele resultar muy útil. También hay que responder a sus preguntas acerca de las circunstancias sobre la muerte del ser querido, pero no es conveniente dar detalles dolorosos e innecesarios.
- CÓMO REACCIONAR: Es importante que el niño recobre su vida cotidiana lo más pronto posible, las actividades a las que acude y las rutinas diarias. Para una buena adaptación, los familiares más próximos (madre / padre) se mostrarán cercanos, cariñosos, mostrando apoyo y cariño. Tampoco hay que mostrar sentimientos de culpa, puesto que el niño puede pensar que el familiar ha fallecido por su comportamiento o por su culpa.
A partir de entonces son habituales cambios en algunas de sus conductas: pueden estar más irritables, tener problemas para dormir, cambios en las comidas, miedos excesivos, etc. Todos ellos forman parte de reacciones normales, si bien, si se prolongan demasiado tiempo, y el niño no es capaz de recuperar su vida cotidiana, es conveniente acudir a un especialista.
REFERENCIA:
- Cuento para trabajar la muerte con los niños: Mar Cortina ¿Dónde está el abuelo? Editorial: Tandem Edicions (2005).
Puedes consultar la publicación original en ¿Cómo hablar de la muerte con los hijos? de Ayuda Psicológica en Línea.