Emprender está de moda, ya lo hemos comentado varias veces por aquí ¿verdad? Pero no es una moda pasajera o por conveniencia. Teniendo en cuenta la situación actual, es la alternativa perfecta para realizarte tanto personal como profesionalmente.
Y hoy, quiero hablarte de mi caso. Seguro que ya conocerás varios detalles sobre mi vida profesional si llevas un tiempo por aquí, pero quiero compartir contigo las decisiones más importantes que he tomado durante estos tres años y que me han ayudado a cumplir mi sueño.
CUANDO EMPIEZAS A SOÑAR
Al principio no tenía ni idea de cómo iba a evolucionar mi proyecto. Cierto es que hice un análisis a conciencia de mis objetivos y propósitos, también repasé mi ficha de lector ideal y tenía claro que quería diseñar. Es una actividad que me apasiona y hace que las horas se me pasen volando.
Pero cuando publiqué mi primera entrada en enero de 2013, no imaginaba que mi proyecto pivotaría de esa manera inclinándose hacia el diseño web y la formación online. Debería haberlo sospechado, ya que siempre me ha encantado diseñar y preparar campañas en la Protectora de Animales dónde era voluntaria en aquel entonces, pero no era mi principal objetivo.
Pensaba diseñar imprimibles en mi tiempo libre, había realizado varios cursos de diseño de logotipos, kits de fiesta, ilustración... pero no aspiraba a terminar diseñando blogs, webs y tiendas para terceros. El destino es caprichoso y a veces, si te dejas llevar, te va guiando sin necesidad de que hagas nada.
Tampoco entraba en mis planes dejar mi oficina tan pronto, al menos no me lo había planteado hasta que las bases de mi negocio online estuvieran asentadas y mis beneficios fuesen suficientes para mejorar mi calidad de vida. Tenía claro que si abandonaba mi nómina a fin de mes y la seguridad que ello conllevaba para mi economía, sería por algo mucho mejor.
CAPRICHOS DEL DESTINO
Pero cuando lancé mi servicio de diseño de blogs en blogger ¡todo se descontroló! Fue maravilloso ver que tantas blogueras estupendas confiaban en mí tanto como para dejar en mis manos sus proyectos online, pero un poco abrumador, sobre todo al principio.
En esos momentos me paré a pensar en los pros y contras. Sí, disfrutaba mucho con este nuevo trabajo, me di de alta como freelance y me dejé llevar por las circunstancias. Pero... apareció el problema del tiempo.
Soy adicta a la formación online. Me apunto a todo curso o programa que veo, llama mi atención y pienso que puede ayudarme a seguir creciendo y evolucionando. He estudiado desde fotografía hasta programación, pasando por marketing emocional, coaching y todos los aspectos del diseño gráfico que he encontrado en las plataformas de cursos que frecuento.
Pienso que el saber no ocupa lugar y siempre puedes encontrar una horita al día para seguir creciendo profesional y personalmente. Esto sumado a mi amor por la lectura, hacen que no me cueste demasiado seguir realizando cursos robando horas al sueño. El resultado, merece la pena.
Empecé a desarrollar imprimibles y plannings para todo. Necesitaba organizar mi tiempo libre muy bien para no terminar agotada al final del día. En esta etapa, mis horas en la oficina ya empezaban a pesar y al comprobar mis cuentas, descubrí que ganaba lo mismo trabajando desde casa que con el blog.
Tenía que empezar a decidirme sobre qué paso era el siguiente. No podía continuar eternamente como asalariada y trabajando desde casa. Sobre todo teniendo en cuenta que el trabajo en mi oficina era cada día más aburrido, rutinario y desmotivador.
EL PUNTO ÁLGIDO DE LA HISTORIA
Me quedé embarazada y todo cambió. Ahora sí que tenía que tomar una decisión urgente. Ya era autónoma, disfrutaba de la cuota reducida por nueva alta y mi principal fuente de ingresos eran los servicios y productos que compartía contigo en el blog.
Había llegado el momento de lanzarme de una vez, dejar a un lado los miedos e inseguridades y empezar mi nueva vida, pensando en mi futuro bebé. No se merecía tener una madre sin tiempo para darle achuchones.
Así, durante mis meses de embarazo, empecé a planificar mi nueva vida. Decidí que mis días de oficina llegarían a su fin durante el 2015, después de solicitar una reducción de jornada por guarda y custodia de mi hijo, que me permitían trabajar solo 4 horas al día.
Fueron unos meses duros: mamá primeriza, trámites para dejar la oficina, trabajar desde casa en un proyecto que ahora funcionaba pero era completamente online y mañana podía darme un susto... Así que lo primero que hice fue crear mi propio colchón de seguridad.
Si las cosas con mi proyecto saldría mal, no pondría en riesgo la seguridad económica de mi familia. Tardé meses en encontrar la fórmula mágica que me permitió dar el salto definitivo. Pero la promesa de una nueva vida de libertad, siendo dueña de mis horarios y disfrutando al 100% de mi pequeño, eran una recompensa extraordinaria.
APRENDER A DECIR QUE NO
Durante estos meses previos a mi salida de la oficina, me llegaron propuestas de trabajo muy interesantes. Pero no me convencían. Tenía claro que lo que yo quería era trabajar desde casa, disfrutando de mi bebé y amoldando mis horarios a los suyos.
Rechacé varias nóminas y puestos de trabajo, incluso algunos que me permitían trabajar ciertos días de forma online, desde la comodidad de mi hogar. Pero si llevaba tanto tiempo luchando por conseguir mi libertad, no podía entregarla tan pronto.
Mi objetivo era claro y definido: encontrar la estabilidad para diseñar y asesorar desde casa, solo en horario de mañanas y un par de horas por las noches. Las tardes serían sagradas para mi pequeño. Y para eso tuve que aprender a decir que no, algo que no se me ha dado demasiado bien nunca.
Tres años de trabajo, dejándome la piel cada día para seguir creciendo, evolucionando y especializándome, al fin estaban empezando a dar resultados. Había ganado seguridad y confianza en mí misma, la suficiente para ser más selectiva a la hora de elegir mis trabajos y a mis compañeros.
Nunca más volvería a trabajar en una oficina para hacer realidad los sueños de otros empresarios. Tenía los míos propios y había llegado el momento de liarme la manta a la cabeza y luchar por ellos. Estaba un paso más cerca de cambiar mi vida de una vez y ser completamente feliz.
LA RECOMPENSA
Ahora, volviendo la vista atrás, siento que cada paso que di, aunque en esos momentos no estaba totalmente convencida del resultado final, me sirvieron para llegar hasta dónde me encuentro en la actualidad.
Cada fracaso y equivocación me enseñaron mil formas de no hacer las cosas y cada vez que volví a intentarlo y triunfé, me hizo ganar seguridad y confianza, tanto en mí como persona como en mi idea como negocio factible, real y original. Y es que fracasar no es tan negativo como muchos piensan ¿qué otra forma hay de encontrar el camino correcto cuándo eres primeriza en algo?
Ahora, después de haber dejado mi oficina y haber profesionalizado mi blog, ampliando mis recursos y posibilidades, me siento feliz y segura dentro de mi nueva zona de confort. He conocido a grandes profesionales por el camino, he ganado en confianza y he aprendido infinidad de cosas nuevas que puedo aplicar a mi propia idea.
Mis tardes son en exclusiva para mi niño que en breve hará 17 meses. Cuándo llega a casa de la guardería ya he terminado mi jornada y he dejado todo listo para la noche. Puedo jugar con él, ir al parque, prepararle la merienda y acostarme con él hasta que se queda dormido. Y, lo más importante, no estoy tan cansada como antes.
Es cierto que sigo trabajando mucho y hay días peores que otros. Pero la idea de que todo lo que hago es para hacer crecer mi negocio, mejorar mi calidad de vida y disfrutar de mis propios horarios, hace que todo sea de color de rosa. Claro que, todo empezó en enero de 2013 y esta entrada la estoy escribiendo en febrero de 2016. Han pasado tres años.
LAS DUDAS
No es malo tener miedo, tampoco dudar. El miedo es una alarma muy efectiva que nos avisa de la cercanía de grandes cambios en nuestra vida. A veces son para mejor y a veces para peor. Eso tienes que decidirlo tú misma, en base a tus aspiraciones y objetivos.
Pero emprender, a pesar de no ser tarea fácil, tampoco es tan complicado como lo pintan. También te digo que no hay fórmulas mágicas ni grandes secretos, con mucha paciencia, perseverancia, esfuerzo, dedicación y pasión puedes conseguirlo. Y comprometiéndote de verdad con tu idea y tus sueños.
Mi experiencia, en resumen, ha sido positiva. Mi embarazo fue el detonante que puso en marcha mi reloj emprendedor, como suelo decir siempre. Y lo cierto es que gracias a mi hijo tomé la mejor decisión de mi vida. No sin antes encargarme de analizar cada posibilidad y prevenir todo tipo de riesgos.
No te lances a lo loco, solo porque tu actual trabajo sea aburrido y no te haga sentir realizada. Sobre todo si, como yo, eres madre y tienes otras responsabilidades. Piensa bien cada nuevo paso, analiza todas las posibles consecuencias de cada una de tus acciones, compagina durante el tiempo que sea necesario tu trabajo seguro con tu idea emprendedora...
Y cuando sientas que es real, que puedes vivir de tu sueño, que se ha cumplido y si hay algún problema tienes un mullido colchón que te salvará del golpe. ¡Salta! Verás que la sensación de libertad que sientes mientras caes a tu nueva vida ¡no tiene comparación!
¿LO HACEMOS JUNTAS?
Hace unos meses lancé mi proyecto #Emprendemums, orientado a esas mujeres que, como yo, han sacado adelante su idea y cumplido sus sueños a la vez que se realizaban como madres y veían crecer a sus hijos.
Por eso, he decidido darles protagonismo a ellas. Pienso que detrás de cada mujer emprendedora hay una mujer y madre, valiente y soñadora, que ha sabido encontrar el equilibrio perfecto para desarrollarse profesional y personalmente. Tenemos mucho que aprender de todas y cada una de ellas.
En Primavera, quiero presentártelas de forma divertida, cercana y enriquecedora, hablando de sus sueños, sus metas, objetivos y logros. Pero también de sus dudas, miedos, fracasos y temores a la hora de dar ese gran paso que cambió sus vidas para siempre.
Porque todas y cada una de ellas, como tú y como yo, son de carne y hueso, tienen sentimientos, necesidades y responsabilidad en su día a día. Y estoy segura de que encontraremos historias y anécdotas fascinantes detrás de ellas.
SABER MÁS DEL PROYECTO EMPRENDEMUMS
¿Tú también eres una mamá emprendedora que ha alcanzado sus sueños gracias a su blog o web?
¡Escríbeme! Estaré encantada de escuchar tu historia, hablar contigo y compartirla en la nueva sección que comenzará en Primavera. Si quieres formar parte de mi proyecto y compartir tu historia con el resto de mamás valientes que andan por aquí:
Mándame un correo poniendo en asunto Proyecto #Emprendemums a: [email protected]Y ten un poco de paciencia conmigo ¿vale? ¡Son muchos los proyectos que estoy preparando para esta Primavera! Pero éste me da la impresión de que será muy especial. Y me encantaría contar contigo una vez más para aportar un punto de vista mucho más dinámico y plural.&version;
¿Eres una mujer y madre emprendedora y valiente que ha encontrado el equilibrio entre su realización personal y profesional?¡Cuéntame tu historia! Me encantaría tenerte como invitada en Primavera -> http://www.elperrodepapel.com/2016/03/hacer-realidad-idea-vivir-apasiona.htmlAprenderemos mucho juntas, ¿qué me dices? ¿cuento contigo?
Posted by El Perro de Papel on miércoles, 2 de marzo de 2016
Si no eres mamá pero has cumplido tu sueño de convertir tu blog en tu forma de vida y eres feliz con ello, también puedes participar, no te preocupes. Es una sección orientada a todas esas mujeres valientes que han hecho realidad su idea emprendedora, así que si es tu caso, no dudes en escribirme.Desde que he sido madre, siento debilidad por esas mamás luchadoras que plantan cara a los retos con las ojeras, la cara lavada y un moño medio deshecho. Pienso que su tesón y entrega es fascinante y admirable. Sacar un negocio adelante rodeada de plastidecors, biberones y castillos de princesas... ¡es tan complicado que merece ser reconocido! ¿No crees?
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