Llevo unas dos semanas desaparecida a medias. No he contestado a comentarios y muchos menos he hecho. Es algo que me sienta mal, porque me gusta hacerlo. Soy bloguera y como tal, esas cosas me definen. Pero no he tenido tiempo libre, el poco que he tenido he intentado actualizar lo imprescindible para que mi blog no se quede en el olvido, y ha sido difícil. Lo he sacrificado en tareas que requerían mi atención.
Ya parece que mis jornadas se vuelven a restablecer, tengo mucho trabajo, pero lo urgentisimo para la semana o día anterior ya está hecho. Ahora es establecer una dinámica de trabajo que tener cada día y seguirla, además de resolver lo urgente según vaya surgiendo.
¿Y cómo lo he hecho para no volverme loca por el camino o estallar a llorar? Debo confesar que he estado a punto. Me ha faltado muy poco para llorar de desesperación y frustración. Así que simplemente me he vuelto loca.
De todas maneras quiero dejar aquí reflejado lo que yo he hecho para llevarlo relativamente bien.
Una de las cosas más importantes es que te guste en lo que trabajas. A mí me gusta mucho. Me relaciono con mucha gente, realizo labores administrativas y tengo un gran jefe que me respalda. Me siento útil y productiva y mi recompensa es la sonrisa de cada cliente satisfecho.
Cuando se acumulan las tareas hay que ser capaz de priorizar. Antes de hacer nada, yo pongo todas las tareas en una lista y voy dando números, como en la carnicería.
Aceptar que no somos capaces de hacerlo todo. Esto es una de las bases para no estallar en llanto cuando las tareas se te echan encima. Podemos hacer lo que podemos hacer y a veces algunas cosas se quedan sin hacer. Dado que no ha sido porque no lo hemos querido hacer si no porque no podemos, no cabe sentimientos de culpa. No me pagan para sentirme mal o culpable, me pagan para hacer el trabajo y lo hago, a tiempo no… Pues o me pagan más y duermo en la oficina porque me merece la pena el salario o me ponen a un ayudante. Dado que no hacen nada de eso, yo llego hasta donde llego.
Trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Parece mentira, pero en momentos de estrés nos olvidamos de esto. He trabajado la semana pasada muchísimas horas fuera de mi horario. Puntualmente lo puedo aceptar, pero no es mi filosofía de vida. Tengo un hijo en mi vientre y el día de mañana no podré hacerme cargo de todo y tengo muy claro mi prioridad.
Otra de las cosas más importantes es el apoyo emocional de otra persona. En mi caso Futuro Papá lo ha comprendido y aceptado, dándome todo el apoyo que he necesitado. Sin él, habría estallado muy claramente en el primer día.