Como hemos cambuado…

Artículo escrito por: Manu Azpicueta (@MAzpikueta)

Eran otros tiempos, pero que son frescos aún en nuestra memoria. La selección española-antes de ser conocida como La Roja-era sinónimo de decepción. La llegada de un campeonato del mundo o una Eurocopa era casi un suplicio. Daba pereza ver a España y cuando llegaban los cuartos se oían frases del tipo “La historia de siempre” Todo eso ha pasado a la historia. La Roja ilusiona, hace vibrar y hace llorar, pero por motivos muy diferentes, Estamos malacostumbrándonos a ganar, pero ya era hora-en el caso de la selección absoluta-.

Todo comenzó en junio de 2008. España llegaba a la Eurocopa de Austria y Suiza en medio de un ambiente enrarecido. Durante el mandato de Luis Aragonés hubo más sombras que luces, demasiada polémica y muchos conflictos, pero también se produjo una conjura. “Esta Eurocopa la vamos a ganar” debió ser la frase. Se desterró el mal ambiente, los jugadores hicieron piña y Luis dejó de lado las polémicas y se puso a currar.

“Zapatones de Horaleza” como le llama Sabina se dio cuenta de cómo tenía que jugar el equipo. España tenía un grupo de bajitos que tocaban la pelota como nadie. “Pues entonces hagamos lo que mejor sabemos hacer”, debió pensar Luis, “tocar”. Así nació el estilo que se puso en práctica en la Eurocopa y que nos llevó hasta el título. Con la llegada de Vicente del Bosque, ese estilo terminó de perfeccionarse. El salmantino partió de una labor continuista y añadió algunos pequeños retoques que nos llevaron hasta el título en Sudáfrica.

Ahora se nos presenta una nueva final ante la tetracampeona del mundo, Italia, pero no hay miedo. España ya ha ganado, aunque pierda la final llegar a ella tiene mucho mérito. Estos jugadores y esta selección tienen todavía mucha hambre y se van a dejar todo sobre el campo para ganar. Si se pierde, habrá que felicitarles igualmente porque sólo pierden finales los que llegan a ellas. Y recordemos que, hasta 2008, España no llegaba una final desde 1984. Aquélla la perdió con Francia. Ahora tenemos fe, esperanza y ambición. Tres ingredientes fundamentales para ganar, el otro es la suerte. La solución, el domingo.