Cada vez es más habitual ver cómo los niños manejan todo tipo de gadgets tecnológicos como los smartphones, las tablets o los ordenadores, pero ¿qué dicen los expertos sobre cómo influye sobre su crecimiento emocional y personal?
Pues bien, a pesar de que la tecnología se ha inventado para hacernos la vida más fácil y entretenernos, la Escuela de Medicina de la Universidad de Chicago recomienda que antes de los 3 años el bebé no debe interactuar con ninguno de estos elementos. Lo ideal son los juguetes tradicionales para que puedan desarrollarse socio-emocionalmente de la forma correcta. Y es que estos dispositivos a pesar de que calman y distraen a los niños puede impedir que desarrollen mecanismos internos de autorregulación. Por ello, es importante que los niños consigan encontrar los vínculos necesarios entre la atención y el desarrollo de ciertas habilidades antes de dejarle a un niño que interactúe con estos dispositivos.
Y es que se ha comprobado que en muchos casos el uso de esta tecnología pueda llegar incluso a reemplazar las actividades prácticas más importantes para el desarrollo de las habilidades sensomotoras y visualmotoras tan importantes para el aprendizaje y el desarrollo de un niño. En este contexto será donde aprenderá las habilidades necesarias para aplicar en un futuro las matemáticas. Pero esto no acaba aquí, sino que también se ha llegado a la conclusión de que el uso de teléfonos y tablets pueden interferir en el desarrollo de la empatía y habilidades del niño para resolver problemas.
Superados los tres primeros años, cuando ya el niño va al cole, la tecnología sí podrá ayudarle a aprender a leer, mejorar su memoria o aprender nuevo vocabulario.
Por lo tanto, para distraer a un niño menor de 3 años, no debemos dejarle nuestro móvil, sino practicar con él los a juegos más tradicionales.
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