Revista Creaciones

Cómo infusionar tus propios aceites

Por Gemma Adeva @holawasel

Cómo infusionar tus propios aceites para cosmética

Si mi amor por utilizar el aceite como cosmético natural ya era grande, no sabéis lo mucho que ha crecido desde que he aprendido a infusionarlo con plantas y hierbas. Cuando me pongo a hacer alguna mezcla, me siento como una suerte de alquimista, preparando pociones mágicas. ¡Y es tan fácil! Pero primero, os voy a poner un poco en antecedentes, por si os estáis preguntando cómo es eso de utilizar aceite como cosmético :P

El aceite es oro. Y no lo digo porque al de oliva lo llamen “oro líquido”. El aceite es un excelente hidratante, reduce arrugas, cierra poros, limpia en profundidad (es el mejor desmaquillante del mundo) alivia irritaciones y picaduras, es antioxidante y antebacteriano… Tened en cuenta que no estoy refiriéndome solo al aceite de oliva, estoy hablando en general del uso del aceite como cosmético, sobre nuestra piel. Hay que conocer las propiedades de los diferentes tipos de aceites, y escoger el que vaya mejor para nuestra piel o el que tenga los beneficios que buscamos. Y aunque me ponga en modo loro, repitiendo lo mismo una y otra vez: si tienes la piel grasa o con tendencia al acné, el aceite es lo que necesitas para regularla.

El aceite de coco es el más conocido para uso cosmético, pero mi favorito es el de girasol. Tiene un alto contenido de Vitamina E (más que el de almendras, por ejemplo) y no es comedogénico (lo que hace que sea ideal para pieles grasas y con problemas de granitos). Además, su olor es muy ligero, por lo que no interfiere con el de aceites esenciales o con las plantas que queramos añadirle. Si tenéis curiosidad, podéis hacer una búsqueda rápida de todas sus propiedades saludables para la piel.

Cómo infusionar tus propios aceites para cosmética

¿Por qué infusionar tus propios aceites?

Cuando mezclamos nuestro aceite favorito con plantas, hierbas y aceites esenciales, creamos un super cóctel para la piel. Es una forma genial de añadirle más beneficios y cargarlo de ingredientes poderosos, creando una combinación que se ajuste a nuestras necesidades. No hay que olvidar el precio de algunos sérums y aceites faciales que encontramos en tiendas, y sin embargo, hacer lo mismo en casa es mucho más fácil y económico.

Usos y propiedades de los aceites infusionados

A mí me gusta utilizar el aceite como limpiador para piel del rostro. Es un desmaquillante excelente, hasta elimina el maquillaje waterproof y se puede utilizar en la zona de los ojos. Pero no solo sirve para eso… podemos usarlo como aceite de masaje, como hidratante facial y corporal, como contorno de ojos (el aceite de girasol es muy bueno en esto), para curar pequeñas heridas e irritaciones, etc. ¡Hasta puedes hidratar tu pelo con él! Y siempre que todos los ingredientes utilizados sean comestibles, puedes usarlo también para cocinar, aunque no es el propósito de este post.

Sus propiedades finales van a variar dependiendo de tu aceite base y de los ingredientes que le añadas. Todos los beneficios que puedan tener las plantas que escojas, se traspasarán al aceite, no tiene más misterio :)

Cómo infusionar tus propios aceites para cosmética

Cómo hacerlo

Lo primero que necesitaremos es reunir nuestros ingredientes. Siempre escoge lo mejor que puedas encontrar y lo mejor que puedas permitirte, recuerda que el producto final va a ir sobre tu piel, y desde allí se absorberá y pasará al resto del organismo. Así que busca ingredientes ecológicos o bio siempre que puedas. Hazte con:

Un bote de cristal con tapa o cierre hermético, mejor si es de cristal oscuro (lo suficientemente grande como para poder añadir el aceite de tu elección + las plantas que elijas). Límpialo bien o esterilízalo.

Aceite base. Yo he utilizado de girasol, pero puedes usar aceite de coco, de almendras, de oliva, de jojoba… o hacer una mezcla de varios tipos.

Plantas y flores de tu elección, en base a las propiedades que busques. Si las encuentras frescas, ¡genial!, pero si no, puedes comprarlas secas en herbolarios. Necesitarás más cantidad de plantas si son secas que si son frescas.

Aceites esenciales. No es obligatorio usarlos, pero con ellos puedes potenciar tu aceite o mejorarlo todavía más.

Frasco de cristal pequeño para guardar el aceite ya infusionado y utilizarlo.

Colador de malla fina y embudo metálico pequeño.
1. En el frasco grande de cristal vierte el aceite base. Puedes poner la cantidad que quieras, es mucho mejor que pongas de sobra para tener siempre disponible.

2. Añade al aceite las flores y plantas que hayas elegido. Si son flores y hierbas, añádelas tal cual. Si son más tipo “grano” como la lavanda, es mejor que les des un toque de mortero o las aplastes un poco antes de añadirlas, así es más fácil que suelten sus aceites y propiedades. La cantidad a añadir depende de tu gusto.

3. Cierra bien el bote, agítalo un par de veces y déjalo en un lugar oscuro durante 2-3 semanas. De vez en cuando agítalo de nuevo.

4. Pasado ese tiempo, cuela el aceite y guárdalo en botes más pequeños para que su uso sea más sencillo.

Cero misterio. Me gusta tener siempre algún aceite infusionando, no cuesta nada y podemos ir haciendo aceite facial, aceite para masajes… sin darnos ni cuenta.

Cómo infusionar tus propios aceites para cosmética

Aceite facial de caléndula y lavanda

¡Mi favorito! Es el que uso todos los días para limpiar el rostro por las noches, pero se puede utilizar como hidratante por la mañana (sobre la piel limpia) o como contorno de ojos. También lo pongo sobre picaduras y heridas y cortes pequeñitos cuando me hace falta. Solo hay que añadir flores de caléndula y lavanda al aceite de girasol, dejarlo infusionar, y pasado el tiempo, añadimos unas gotas de aceite esencial de lavanda a la mezcla ya colada.

La caléndula es cicatrizante, antiinflamatoria, antioxidante y antibacteriana. Ayuda a curar heridas y picaduras, reduce los poros e iguala el tono de la piel, por no hablar de sus poder antiarrugas. ¡Una pasada! Además, puedes utilizar el aceite infusionado con esta planta para usarlo sobre músculos contracturados y sobre el estómago para calmar dolores (también de la regla). La lavanda también es antiinflamatoria, antibacteriana y calmante. Sirve para tratar los granitos y el acné, mejora la circulación, aclara las manchas y tiene propiedades antiedad. Ahora ya sabes por qué estas dos plantas y el aceite de girasol me parecen una combinación perfecta.
Ya no tenéis excusa para experimentar creando vuestros propios aceites, os recomiendo que apuntéis los ingredientes añadidos y el tiempo que habéis dejado el aceite reposando, para tener un mayor control sobre vuestras mezclas. Yo iré añadiendo nuevas mezclas y recetas por aquí si os pueden ser de utilidad.


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