La inversión en oro ha tomado protagonismo desde que la crisis financiera internacional hiciera su aparición hace ahora una década. Hasta entonces, el oro había pasado a un segundo plano como una de las commodities menos rentable en el corto y medio plazo.
El oro ha sido siempre un termómetro de la situación económica internacional, y fruto de ello, comenzó a tomar protagonismo a raíz de la crisis financiera internacional, como un valor refugio en el que los inversores pudieran depositar su dinero sin apenas riesgo y con una rentabilidad muy atractiva.
Así pues, y una vez tomado un papel primordial nuevamente en los mercados, invertir en oro ha supuesto una forma de obtener ganancias mejor que cualquier otra dentro de los mercados financieros y los productos derivados.
Sin embargo, el desarrollo de los productos y mercados financieros desde hace dos décadas ha dejado atrás aquello de poseer oro, es decir, que entonces invertir en oro no era más que comprar una onza y guardarla hasta su revalorización.
Hoy día podemos observar diversas formas de invertir en oro a través de productos derivados y de forma indirecta, lo que puede ocasionarnos un menor riesgo y unas ganancias derivadas de la evolución del precio, y no tener la necesidad de comprar dicho oro.
Las mejores vías con las que aprovecharse de invertir en oro pueden ser múltiples, siempre teniendo en cuenta que la medida general de aceptación para el precio del oro es la onza Troy, de validez global y homogeneizada. Vamos a ver algunas de las principales vías de inversión.
Obtención y tenencia de oro físico.
Es seguramente la vía más tradicional y directa de la inversión de oro, ya que se trata de gestionar y almacenar una cantidad del metal precio a la espera de variaciones en su precio. Es por ello quizás la opción menos segura por el lugar donde depositemos las cantidades y también puede ser la opción más cara, dependiendo del coste de almacenaje que tengamos.
La posesión de oro físico se relaciona con inversiones a largo plazo y con perfiles que tengan aversión al riesgo. Por otra parte, la dificultad que entraña este método es la dificultad de acceso de cualquier persona hacia la adquisición de oro físico y su depósito, por lo que generalmente los inversores se van hacia otras formas de invertir en oro vistas anteriormente, como fondos cotizados, más flexibles y quizás con menos costes derivados de su gestión.
Fondos de inversión colectiva
Este tipo de productos invierten en empresas extractoras o con intereses en el negocio del oro, por lo que tienen incidencia factores externos como la búsqueda de minas, calidad, duración...
Por ello, aunque tiene una alta correlación con el precio del oro, dista bastante de lo que supone la compra física del metal precioso, siendo una de las opciones más especulativas a la hora de invertir en oro y en otros mercado.
Fondos cotizados (ETF´s)
Los Exchange Traded Funds o fondos cotizados son una herramienta a través de la cual se realizan inversiones en fondos de inversión que cotizan en los mercados al igual que una acción. Mediante una réplica de su comportamiento, utilizan el metal como subyacente. Suele describirse como la mejor opción para invertir en oro a corto plazo en el caso de una caída generalizada de las rentabilidades de los bonos y acciones. Suelen ser productos muy transparentes y seguros, y se evita la gestión, almacenamiento y tratamiento del oro físico, mejorando la seguridad.
Productos derivados: certificados y warrants
Se trata de una de las vías que han cobrado mayor auge en los tipos de inversión en oro. En el caso de los certificados son productos de cotización en bolsa que replican el precio sobre una determinada materia prima, asociando la rentabilidad y volatilidad de ésta con el producto financiero. Imaginemos que en la bolsa de Francia o Alemania cotiza un producto que está referenciado al precio de la onza Troy, que es el valor general para medir el precio del oro.
Por su parte los warrants son productos muy apalancados y en los que se necesitan mayores conocimientos para poder optar a sus transacciones.
En general, la inversión en oro suele estar representada hoy día por una mayor cantidad de productos derivados y cotizados con los que hacer frente a una posible devaluación de su precio.
Esto es así porque, dada la mejora y desarrollo de los productos y mercados financieros, se ha dado entrada a una materia prima que hasta entonces era conocida, pero su inversión se limitaba a la mera tenencia de oro, ya fuera en onzas o en joyas. Con la tecnificación de los productos financieros se ha conseguido que la inversión en oro sea más fácil, más barata y con una mayor cantidad de posibilidades, pudiendo jugar con diferencias de precios y futuros.
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