Las palabras que dijo Ben Bernanke tras la última reunión de la Reserva Federal han ocasionado un verdadero terremoto en los mercados. Aunque, en realidad, las turbulencias habían comenzado antes, el día 22 de mayo, cuando el presidente de la Fed ya avisó de que los estímulos estaban en retirada. ¿A qué nos referimos con turbulencias? Al principio, a las fuertes caídas sufridas por la deuda, por prácticamente toda la deuda, aunque especialmente en la emergente y, por tanto, al aumento de sus rentabilidades.
A continuación, a los descensos bursátiles. Pero el fenómeno se ha ido extendiendo a todos los activos: las materias primas y las divisas tampoco son inmunes. Hemos consultado a los expertos respecto a las estrategias que conviene poner en marcha.
Deuda. Jordi Padilla, de Popular Gestión Privada, explica que ya desde principios de año decidió que, después de un 2012 extraordinario en renta fija, no merecía la pena jugar a obtener más rentabilidades aumentando la duración de la cartera o yéndose a emergentes. De hecho, respecto a estos últimos ya nos advertía Félix López, de Atl Capital, que cuando hubiera problemas, el dinero saldría rápido de ellos, como así ha sucedido en las últimas semanas. De este modo, Padilla monetizó la cartera de deuda, redujo el peso de la renta fija y recogió beneficios.
«No tiene sentido tener una cartera conservadora invertida íntegramente en deuda, con un 50 por ciento en 'high yield', un 30 por ciento en emergentes y un 20 por ciento en duraciones largas», afirma. Ahora prefiere una cartera conservadora que esté invertida un 90 por ciento en activos monetarios y un 10 por ciento en bolsa. «Esta estrategia obedecía fundamentalmente a pensar en que la recuperación económica gana pulso a nivel global y que, por ello, la política expansiva de los bancos centrales tendería a remitir», comenta este experto. Esta estrategia, lo reconoce, no es brillante.
Lo fue en mayo, cuando la renta fija sufrió, pero no la bolsa. Pero no en junio, cuando la renta variable también empezó a caer. De todas maneras, los activos monetarios lo están haciendo bien. De hecho, es lo único que no ha perdido valor en junio. La estrategia de Padilla consistiría en infraponderar la renta fija o en tener sólo duraciones por debajo de los tres años, sobreponderar los activos monetarios e incluir algo de bolsa.
Marián Fernández, de Inversis, también apostaría por duraciones cortas en deuda. Pero apunta que en curvas como la española sí hay oportunidades, tanto en los plazos largos como en los cortos. Los analistas de Barclays coinciden más o menos con esta opinión: mientras se mantienen negativos con los bonos más conservadores, a excepción de los suecos, consideran que los periféricos, sobre todo los de cinco años de duración, pueden ofrecer valor.
Fernández también ve opciones interesantes en la renta fija corporativa: «Empieza a haber oportunidades, aunque esto no significa que tengamos que abrir la veda a la compra de estos activos». En su cartera, en estos momentos, tienen emisiones de Abengoa, OHL, Gas Natural o CaixaBank, pero sólo para inversores agresivos.
Los expertos de Barclays también aconsejan algo de crédito empresarial. Sobre todo «high yield». Y les sigue gustando el sector financiero, pero sólo el «investment grade» a uno y a otro lado del Atlántico. En cambio, serían mucho más selectivos con la deuda de los mercados emergentes.
Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB, comenta que, en todo caso, veremos volatilidad en los bonos, en función de las noticias económicas que vayan publicándose. Si vemos datos negativos, puede haber repuntes en los precios, descontando la posibilidad de que continúen los estímulos. En cambio, si son positivos, pueden continuar las ventas de bonos. Pero este experto, casi como Padilla, recomienda clarísimamente salir del mercado de deuda.
Divisas. Es otro mercado sumamente vulnerable a las políticas monetarias. El dólar se ha reforzado desde niveles que rondaban 1,34 hasta 1,31 unidades. Y los analistas creen que el movimiento puede continuar. Quizás hasta 1,25, o hasta 1,22 unidades, como dice Padilla. Aunque Marián Fernández opina que se mantendrá en estos niveles de 1,30 unidades.
Manuel Domínguez-Blanco, de Interdin, cree que la mejor estrategia ahora mismo en divisas es atacar a las más débiles. Y, ahora, son el dólar australiano y el neozelandés, por su ligazón con las materias primas, que pasan horas bajas. También en el yen, por la hiperactividad de su banco central. Miguel Ángel Rodríguez opina que las divisas emergentes también van a continuar cayendo. Por ejemplo, el peso chileno, por el descenso de la cotización del cobre. O el real brasileño. Por eso, aconseja comprar dólares contra divisas emergentes, contra el euro, contra la libra, contra el dólar canadiense y contra el australiano. Aunque no contra el yen japonés y contra el franco suizo, porque mientras haya turbulencias, pueden comportarse bien. Para los expertos de Barclays, las apuestas más interesantes serían el dólar contra el franco suizo, el yen, el euro y la libra, en ese orden.
Materias primas. Para las divisas, es muy importante la evolución del mercado de materias primas. Sobre todo para las de determinados países. De hecho, los expertos aconsejan vender las monedas de los países productores de materias primas. Porque van a caer: el dinero está saliendo de ellas en dirección a los activos más conservadores. Según Fernández, no ya tanto por la próxima retirada de los estímulos monetarios, porque dejaron de influir en estos activos hace tiempo, sino por los datos económicos, sobre todo los de China, que preocupan, y mucho.
Así, le sorprende que el barril de Brent aún no haya caído por debajo de los 100 dólares, precio que, a su juicio, no debería ser un mínimo, sino un máximo. Según Miguel Ángel Rodriguez, ahora el barril de Brent tiene un soporte en los 95-96 dólares, pero apuesta porque lo veamos por debajo de los 90 dólares, incluso en 85-86. Para el oro, espera que baje hasta los 1.100-1.150 dólares la onza.
En definitiva, para Fernández, las materias primas, ni con vistas al corto ni al medio plazo, son una opción aconsejable. Los expertos de Barclays, por su parte, recomiendan vender cobre y otras materias primas industriales en los «rallies». Bolsa. La estrategia de Padilla, además de consistir en la venta de bonos, también consiste en la compra de bolsa. Incluso en las carteras conservadoras, con un peso del 10 por ciento.
Ello se debe a que, en realidad, la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales responde a una mejora de la situación económica. Otra cosa sería que el endurecimiento monetario se debiera a un problema de inflación. También es verdad que en los próximos tres o cuatro meses podemos ver una fuerte volatilidad, como ha ocurrido siempre que se ha iniciado un proceso de endurecimiento de las políticas monetarias. Pero a los doce meses de comenzar este tipo de movimientos, las bolsas han subido.
Por eso, se pueden aprovechar los descensos para comprar. Si antes habían estado sobreponderados en emergentes e infraponderados en Estados Unidos, ahora, en el Popular preocupa América Latina y en China se percibe mayor interés del Gobierno en corregir los desequilibrios, aunque ello sea a cambio de crecer un poco menos. Occidente, en cambio, empieza a tomar impulso: gana competitividad y se reindustrializa.
Rodríguez añade que, de momento, no hay que estar en bolsa. Aunque apunta que, dentro de poco, la renta variable puede marcar un suelo, sobre todo en Estados Unidos.
A Fernández también le gustan más los mercados desarrollados que los emergentes. Y, en concreto, dice que debería ganar la renta variable europea, en general, y la española, en particular, por el atractivo de su precio. Entre los sectores en Europa, los expertos de Barclays apuestan por los valores cíclicos antes que los defensivos. - Fuente: Finanzas.