Vivimos en una era digital, donde la tecnología ha facilitado labores que antiguamente eran complicados o incluso imposibles. Sin embargo, muchas de las tareas que realizamos en la actualidad podrían optimizarse aún mejor, motivo por el cual siempre se van desarrollando nuevas tecnologías e innovando en diversos sectores; como es el caso de la revolución de la Blockchain, los contratos inteligentes y el Internet de las Cosas.
Dichas tecnologías aunque fueron creadas por separado, varios proyectos han intentado unirlas. Uno de ellos es IOTA, el cual ha creado una blockchain 2.0 que no depende de mineros que verifiquen las transacciones, además que el uso continuo de la red ofrece un mayor rendimiento, lo que a su vez permite tener una escalabilidad infinita. Dicho proyecto está diseñado para el Internet de las Cosas, que no es más que la conexión existente entre los aparatos con los que los seres humanos interactuamos comunemente (teléfonos, lámparas, móviles, coches, entre otros).
En la actualidad ya hemos visto como muchos de los objetos se han vuelto inteligentes, como por ejemplo las cerraduras del hogar y las cafeteras. El problema está en que dichos objetos necesitan una plataforma donde puedan ser gestionadas, la cual sea segura y permita su correcto funcionamiento. De esa necesidad nació IOTA, un proyecto blockchain de código abierto que permite gestionar el Internet de las Cosas y tener la posibilidad de traspasar valor entre ellos. Además, la ciudad tecnológica Tapei, que planea convertirse en una ciudad Inteligente ha adaptado la Tangle de IOTA para poder gestionarla, lo que nos ofrece una perspectiva positiva acerca del proyecto y otra de las razones para invertir en IOTA.
Obviamente las comunidades se verían beneficiadas de una tecnología así por diversos motivos, como podríamos nombrar las siguientes ventajas que ofrece el Tangle:
- Posibilidad de gestionar todos nuestros aparatos electrónicos.
- Una plataforma segura, donde los datos no serán gestionados por ninguna empresa que puedan beneficiarse de ellos a nuestra costa y sin consentimiento.