Revista En Femenino

Como José José: 40 y 20

Publicado el 31 agosto 2012 por Bebloggera @bebloggera
Por La Churro desde Chile 
Mucho se ha comentado sobre la actual Miss Chile, Camila Recabarren,  no por su belleza, no por su talento, no por su participación en Miss Mundo, sino que por su relación con Alberto Púrpura, un hombre 36 años mayor que ella. Admito también haber sido parte de aquella masa que criticaba la relación argumentando que la Miss, de 21 años, debía tener varias carencias afectivas para estar con un hombre tan mayor (y muy poco atractivo a mi gusto). Como muchos, miré la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio porque debo confesarles que, hasta hace un par de meses, sostuve una relación algo extraña con un hombre 22 años mayor que yo.
Este hombre, con quien compartí varios lapsus de tiempo en los últimos dos años, está más cercano a la edad de mis padres que a la mía. ¿Qué puede tener en común una casi-niña de 26 años con un casi-viejo de 48? Poco dirán ustedes, pero el tiempo me demostró que bastante más de lo que yo misma creía. Como José José: 40 y 20Una vez alguien me comentó: “Si a él le gustan las niñas como tú, en el fondo él también tiene que ser un niño”. Así era. Compartíamos nuestro gusto por salir a comer rico, bailar, ver películas, dormir hasta tarde, escuchar reggeton, los “regaloneos”, cocinar y muchas otras cosas más. 

Como José José: 40 y 20

La Miss Chile Camila Recabarren y su novio de 57 años

Me dijo que pensara en él no como un hombre viejo, sino más bien como un hombre resuelto. Justamente el ser un hombre resuelto generó las ventajas para que un romance 40-20 funcione. Ya tiene bastante más vida vivida (valga la redundancia) por ende, no se espanta con nada. Los dramas de adolescente que aún me surgen de vez en cuando, los tiene más que zanjados, por eso me da consejos desde la experiencia y con la calma de saber que es solo la edad que exagera las situaciones. Aunque él no es padre, los años le han otorgado ese espíritu protector de no permitir que nada me pase, siempre estar ahí para resolver conflictos. No le presta tiempo ni oído a niñerías, por eso no hay peleas ni discusiones sin sentido y nunca hacemos caso a los rumores. Un viejo es capaz de calmar las pasiones que a veces nos atormentan, actúa con parsimonia porque ya sabe lo que las veiteañeras atravesamos y también sabe lo que va a pasar. Bien dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.La pregunta que me imagino todas se hacen… ¿Qué pasa en la cama? Simplemente genial. Bastante lejano a la caricatura donde el  viejo no es capaz de seguir el ritmo de la ansiosa joven. Todo lo contrario,  como ya les comenté la edad otorga esa calma y parsimonia que  pocos hombres de mi edad tienen. Mi Viejo se toma el tiempo para descifrar mis códigos, seguir mi ritmo y tomar atención a cada detalle pues ya comprende cada movimiento. Como dice Serrat, sin prisa pero sin pausa. Eso lo diferencia de un adolescente ansioso que busca un orgasmo como trofeo.  El tiempo le ha enseñado que el clímax no es lo único importante pues también hay que disfrutar del camino recorrido. Mi Viejo y yo ya no estamos juntos, sin embargo mantenemos una relación de amistad y como es de esperar, de vez en cuando tenemos nuestras recaídas. Ahí él quiere innovar y hacer el Kamasutra completo, pero yo le digo que él es mi retrosexual, mi galán vintage, ya no es un viejo, es un clásico y el valor de los clásicos es que nunca cambian porque se mantienen perfectos tal como en su origen.

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