A los seis meses nuestro bebé seguramente ya pasará mucho menos tiempo durmiendo y tendremos que buscar más espacios para los juegos. Empieza ya a entretenerse sólo con los objetos, aunque nos necesita siempre cerca. Se mantiene algún tiempo sentado pero todavía puede perder el equilibrio cuando va a buscar algún objeto.
Socialmente, es un bebé mucho más activo. Devuelve sonrisas, se pone contento cuando alguien conocido llega a casa y se observan más claramente comportamientos de imitación. Balbucea ya algún sonido y protesta claramente cuando se le quita algo con lo que estaba jugando.
Su conocimiento del mundo es más amplio. Ya no está centrado en conocer las caras y los sonidos, ahora explora un poco más lejos. Le llaman la atención todos los objetos que ve en su entorno, sobre todo, los que tienen los adultos. Los quiere coger, hacer sonar, tirar y experimentar todas sus posibilidades. ¡Es agotador!
En cuanto a su desarrollo psicomotor, además de haber logrado la posición sentado o estar cerca de conseguirla, es posible que pueda permanecer ya algún tiempo de pie cuando se le sujeta. Boca abajo quiere desplazarse aunque todavía es pronto, intenta hacer movimientos de reptación, giro sobre sí mismo o empuje con los pies. Cada bebé tiene un ritmo diferente, pero a partir de los 6 meses veremos como intenta alcanzar objetos. Es el principio del gateo.
Sus capacidades cognitivas también están avanzando a pasos agigantados. Con 6 meses el bebé realiza un gran descubrimiento, ¡puede hacer cosas en su entorno! Si da un golpe, consigue un sonido. Si empuja algo, se mueve más lejos. Es lo que se denomina el pensamiento causa-efecto. Y este descubrimiento va a enriquecer más sus juegos. Ahora quiere saber todas sus posibilidades.
Teniendo en cuenta estas características podemos estimular su desarrollo con el juego. ¿A qué podemos jugar con nuestro bebé de 6 meses?
1. Juegos para estimular el gateo
Como decíamos, en esta etapa comienza la intención de desplazarse, aunque seguramente todavía es pronto para conseguirlo. En esta etapa necesita pasar tiempo boca-abajo con objetos a su alrededor y experimentar con su propio cuerpo sus posibilidades. Tenle siempre descalzo, necesita las sensaciones del pie para estimular los reflejos que le ayudarán a aprender a gatear y en una superficie que permita resbalar un poco. Una manta o alfombra no es lo más adecuado, mejor el propio suelo (siempre que sea un suelo “calentito”) o suelos especiales para niños.
Se puede probar a ponerle un juguete u objeto que le llame la atención cerca y situarnos detrás colocando nuestras piernas como soporte de sus pies. Cuando note que tiene apoyo empujará fuerte y logrará desplazarse. No hay que forzar nada, si no llega al juguete después de un par de intentos acércaselo. Vuelve a intentarlo más tarde. Aunque no se desplace colocando los pies en tus piernas, podrá practicar empujando y esto ejercitará sus músculos y su coordinación para más adelante.
2. Juegos para mejorar la psicomotricidad gruesa
En esta etapa, el bebé todavía está desarrollando su motricidad gruesa. Los movimientos más finos vendrán más adelante. Para potenciar al máximo su potencial necesitará objetos grandes, con perfiles redondeados, con fácil agarre y resistentes a los golpes. Su juego favorito será cogerlos, zarandearlos, tirarlos, hacer ruido y volver a empezar. Gracias a este tipo de juego, logra desarrollar las habilidades psicomotoras más básicas que serán fundamentales para después poder desarrollar las finas.
3. Pensamiento causa-efecto
El pequeño explorador ya sabe que sus acciones tienen consecuencias y ¡eso es fascinante! A partir de este momento todos los juguetes que tengan botones con música o sonidos (si pulso, sale un sonido o una luz) le encantarán. Lo ideal, es no quitarle las pilas al juguete y que realmente hagan su función. El peque está aprendiendo: “Si hago esto… sucede ¡esto!”
Además de los juguetes hay muchas cosas cotidianas que puede hacer ya y le fascinarán. Prueba a dejarle encender y apagar la luz de una habitación, cambiar el canal de la televisión o tocar el tiembre. Cualquier cosa que pueda tener un efecto sencillo e inmediato es fantástico para favorecer su desarrollo en esta etapa. ¡Yo puedo hacer que pasen cosas!
4. Imitación, juegos sociales y el desarrollo del lenguaje
Cada vez vemos como el peque interacciona más con su mundo social: sonríe, imita y balbucea. Algunos juegos pueden potenciar estas capacidades. Es el momento para las canciones sencillas con coreografía incluida: “los cinco lobitos”, “palmas, palmitas”, “la mano a la nariz”;
A partir de los 6 meses podemos utilizar cualquier rutina diaria para hablarle, cantarle y fomentar la imitación: si cogemos el teléfono le podemos ofrecer uno a él, ¿quién es? ¿quién llama?, a la hora de comer, primero comemos nosotros y después le ofrecemos el alimento ¡todos a la mesa! Recuerda hablarle siempre como si te entendiera todo con un lenguaje muy rico: “¿Qué estas cogiendo la pelota amarilla? ¡Qué bonita la pelota amarilla, es redonda y pequeña! ¿La metemos en el cubo rojo?”
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