Mi primera mochila, ¡chispas!
Hace cinco años por estas fechas me despedí de mi primera mochila con gran dolor de mi corazón. Luego ha habido otras, más cómodas, versátiles y sofisticadas... pero amigos, la primera siempre ocupará un lugar privilegiado en mi memoria.Ya sabéis, porque os lo he contado otras veces, que viajar es de una de las actividades que más feliz me hacen, que me desestresa como pocas, me abre la mente, me libera de prejuicios y ataduras a convencionalismos sociales zafios, me reconcilia con la vida, la naturaleza y el mundo, me hace recuperar el orden correcto de las prioridades vitales... en una frase: me hace feliz.Lo de la mochila no es solo una forma de viajar, es una forma de relación con el planeta -aunque sea solo durante el tiempo que dura el viaje- te hace sentirte como una tortuga que va con su casa a cuestas, con lo básico, con lo indispensable, como decía ese gran filósofo que es el oso Baloo:
"...and don't spend your time lookin' around,for something you want that can't be foundWhen you find out you can live without itand go along not thinkin' about itI'll tell you something true:the bare necessities of life will come to you"Os dejo mi homenaje de entonces ahora que estoy de vacaciones, de las de maleta de ruedas, echando muchísimo de menos mi vida mochilera... "Despedida y tributo a una mochila"