Si hay un tema especialmente preocupante para los nuevos padres son los bebés que tienen mocos. Este es el síntoma más desagradable y en ocasiones puede complicarse. ¿Qué pasa si mi hijo está enfermo y regurgita? Mantén la calma y haz lo que te aconseje tu pediatra.
La mucosidad puede ocurrir por varias razones. Calma, calma, calma. Es común en los niños y, a veces, puede tragarse y pasar directamente al estómago o provocar vómitos. Desde lacestitadelbebe.es os decimos como combatir a estos dichosos mocos.
Cuando un bebé vomita mucosidad es duro y nos pone nerviosos a los padres. Pero también es un proceso normal y temporal.
Si tu hijo está vomitando mucosidad, averiguaremos qué hacer y cuál es el mejor remedio o tratamiento. Si tu hijo está enfermo y quieres lidiar con los mocos y las mucosidades, esta completa guía para padres te será de utilidad.
¿Por qué el niño regurgita?
La mucosidad es una secreción que sale de la cavidad nasal en caso de un resfriado o una enfermedad o infección del tracto respiratorio superior. El propio cuerpo produce mucosidad y flema con el único propósito de protección.
La flema es más común en bebés y niños pequeños cuyos sistemas inmunológico y respiratorio aún están completamente desarrollados. Como consecuencia de una leve irritación de los bronquios o de la garganta, se liberan secreciones que, al tragarse, se vuelven abundantes y acaban en el estómago. Si miras la viscosidad de tu moco, imagina lo incómodo que es en tu estómago. Difícil de digerir. Pueden causar digestiones pesadas, y si son muchos, el niño puede sentirse enfermo.
¿Qué pasa con sus náuseas? A veces provoca vómitos. Cuando el niño no puede más, expulsa la mucosidad del contenido del estómago, lo que proporciona un alivio temporal a nivel de los sistemas digestivo y respiratorio.
Síntomas de la secreción nasal del bebé
Vomitar mucosidad es común en los niños, especialmente en los menores de dos años. La producción de mucosidad es alta en este grupo de edad y uno de los síntomas más evidentes es la mucosidad en las fosas nasales, la boca, la garganta e incluso en los oídos.
Otros signos de mucosidad incluyen tos y estornudos. Estos son los mecanismos naturales del cuerpo para deshacerse del exceso de mucosidad. Los bebés a menudo estornudan cuando tienen mucosidad.
Así como tú puedes escupir mucosidad, los niños a veces tienen diarrea al tragar mucosidad. Como se mencionó anteriormente, la mucosidad no se puede digerir y la única forma de salir del cuerpo es a través del contenido del estómago.
Estos son síntomas leves y menores, pero no son los únicos síntomas que experimentará su hijo. Si la niña o el niño presentan además fiebre, dolor de oídos, malestar general y mucosidades de color verde oscuro o amarillo, esto es síntoma de infección y se recomienda consultar a un médico.
Tratamiento para los mocos y flemas
En los bebés, la mucosidad es un mecanismo de defensa que fortalece el sistema inmunológico del bebé. Con moco, las vías respiratorias se limpian lo suficiente, los posibles microorganismos se conservan y destruyen.
Si un bebé o un niño menor de dos años tiene secreción nasal, no hay de qué preocuparse. Pero si se convierte en una molestia antes de que provoque complicaciones como bronquitis o infecciones de oído, los padres pueden ayudarlo a deshacerse de él.
Los pasos que tu pediatra recomienda cuando tu hijo está babeando incluyen:
Hidratación
Es muy importante no dejar de amamantar, aunque el bebé tenga vómitos o cólicos. Los bebés necesitan mantenerse hidratados en todo momento, por lo que es mejor eliminar la mucosidad.
Cuando los bebés tragan líquidos, tragan mucosidad que se acumula en la garganta, lo que les impide respirar con facilidad. No te preocupes por los vómitos o la diarrea. Lo más importante es evitar el riesgo de complicaciones provocadas por la acumulación de mucosidad en las vías respiratorias.
Humedad
Humedecer la habitación y proporcionarle una buena ventilación es otra forma de ayudar a al bebé a eliminar la mucosidad. Asegúrese de abrir las ventanas para que el aire fresco fluya por toda la casa. Si la humedad ambiental es baja, ayúdate de un humidificador. Otra opción es darle a tu hijo un baño tibio y luego cerrar la puerta para que se acumule el vaho, siempre en una posición vertical.
Postura vertical
Es muy común que los bebés con mucha mucosidad tengan dificultad para respirar cuando están acostados. Incluso si están enfermo y no puede levantarse de la cama o simplemente quiere que lo sostengas, intenta sostenerlo en posición vertical. Es ideal para dormir a medias en la cama con la ayuda de unas almohadas. Cuando el bebé quiera que mamá o papá lo carguen, puedes ponerlo en un portabebés y asegúrate de que esté en una posición erguida cómoda para que pueda respirar.
Limpieza con suero
Para eliminar la mucosidad de las fosas nasales, la irrigación con solución salina es muy eficaz en los bebés. El suero no solo repele los mocos de la nariz, sino que también disuelve y elimina la mucosidad de la garganta.
Enjuagar la nariz ayuda a eliminar virus, bacterias y otras sustancias dañinas que se han acumulado en la nariz y quedan atrapadas por la mucosidad. Al limpiar regularmente, no permita que permanezcan en el tracto respiratorio o entren al estómago.
Aspirador de secreciones nasales
Por último, cabe destacar la utilidad de las pajuelas nasales o de pera para los niños. Este es un cuidado del bebé muy sencillo y práctico para repeler los mosquitos de los más pequeños. Después de aplicar el suero, use una aspiradora para humedecer el área para eliminar la mucosidad. Siempre debe tener mucho cuidado, seguir las recomendaciones del pediatra y no debe abusar de este dispositivo.
Complicaciones cuando el niño vomita mucosidad
Si un niño no puede desechar mucosidad al ritmo en que se produce, la mucosidad puede acumularse en las fosas nasales y causar complicaciones. La mucosidad en la garganta y la nariz puede causar obstrucciones que impiden que el niño respire normalmente.
Una de las complicaciones más comunes de la secreción nasal en los niños es la bronquiolitis. Ocurre cuando la mucosidad se acumula en los bronquios o en el tracto respiratorio inferior y causa una infección. Preferiblemente no en esa medida. Pero si esto sucede, debe acudir al médico de inmediato.
Las infecciones del tracto respiratorio superior o inferior son comunes cuando los niños no pueden eliminar la mucosidad. El riesgo es mayor que si el niño escupe mucosidad porque la mayor parte de la mucosidad se lleva con el vómito, lo cual es una buena señal. Ante la duda sobre el tratamiento del exceso de mucosidad en los bebés, el pediatra es la mejor persona para solucionar el problema. Después del diagnóstico inicial, él o ella le indicarán el mejor tratamiento si su hijo desarrolla mucosidad o complicaciones a causa de la mucosidad.
Esperemos os ayudemos a combatir los primeros virus que generan mocos en vuestros bebés! Disfrutar y cuidaros mucho, nos leemos en la próxima ocasión!
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