Tratar con las personas parece algo sencillo desde un punto de vista superficial, pero cuando estamos tratando de cambiar una costumbre, un hábito o proponer algún cambio tanto personal como para otras personas, estamos tratando de imponer una expectativa sobre nosotros mismos o sobre los demás.
Estos cambios solo serán funcionales si profundizamos en el conocimiento de nosotros mismos y especialmente si aprendemos a comprender cómo funcionan los demás de manera individual, es decir, a que responde cada uno de los que nos interesan que cambien en algo. De esto depende el éxito de los cambios esperados tanto personales como de los demás. A veces esperamos cambios que nunca llegarán porque no hemos tomado en cuenta nuestra propia naturaleza y las diferencias que hay entre nosotros y los demás, dicho de otra manera, comprender que no todas las personas reaccionamos de la misma manera a los mismos estímulos o a las mismas palabras.
Entender esto es especialmente importante para quienes intentamos proponer algo a los demás, ya sea un cambio de un hábito, un nuevo negocio, un producto o servicio, o queremos lograr un cambio de actitud de los otros hacia nosotros o entre ellos, sean estos miembros de nuestra familia, compañeros de trabajo, socios de negocios o en diversos grupos a los que pertenecemos en nuestras comunidades.
Recomiendo hacer una lista de las personas que nos rodean, con sus nombres y ubicarlos de acuerdo a la categoría que Gretchen Rubin nos propone en su libro “The Happiness Project”. Según ella, todas las personas tenemos dos tipos de expectativas, las externas (plazos de trabajo, una solicitud de un amor) y las expectativas internas (lo que deseamos para nosotros mismos.) Explica que hay 4 categorías de personas frente a estas expectativas:
- Los Defensores
Estas personas responden bien a ambas expectativas exteriores e interiores sin mucho alboroto. Sólo hacen lo que les dicen, si sus motivaciones vienen de las expectativas internas o externas. Estos son sus clásicos “virtuosos”, quienes siguen las reglas bastante a ciegas. Si una señal se publica, van a obedecerla. Si ellos establecen una resolución de Año Nuevo, ellos sólo lo hacen.
Los defensores están motivados por la realización. Se sienten bien cuando se cumplen las expectativas. Odian la culpa o dejar abajo a la gente. Ellos quieren saber las reglas y son grandes seguidores de ellas, pero son infelices si no saben lo que se espera de ellos. Son buenas personas con iniciativa. Si disponen sus mentes para hacer algo, lo hacen. Pero el lado oscuro es que si no saben lo que se espera de ellos, si las cosas son ambiguas, se sienten paralizados. Tienen que permanecer dentro de su zona de confort para sentirse felices, y eso incluye saber qué se espera de ellos.
- Los Interrogadores
Estas personas ponen en duda todas las expectativas, ya sea internas o externas. Con el fin de cambiar un comportamiento, deben ser persuadidos. Si sus preguntas son respondidas a su propia satisfacción, pueden ser persuadidos para satisfacer una expectativa. Si las motivaciones para el cambio no tienen sentido para ellos, ¡mejor olvídalo!
Los interrogadores pueden tener cualquiera de las tendencias de los defensores o tendencias de los rebeldes, pero un poco más atenuado. Los interrogadores despiertan por la mañana y piensan “¿Qué hay que hacer hoy?” Ellos quieren saber por qué deben hacer algo. El interlocutor está diciendo: “¿Por qué estamos haciendo esto realmente?” Les encanta la información y la investigación. Si aceptan una expectativa, son buenos en cumplirlo. Apoyan todo internamente si se endosan en algo. Pero su ventaja también se convierte en su lado negativo. Si no te encuentras a un interrogador, ellos no alcanzan a cumplir sus propias expectativas. Es difícil para ellos actuar si sienten que no tienen suficiente información. Esto puede hacerlos parecer que actúan arbitrariamente.
- Los Rebeldes
Estas personas se resisten a todas las expectativas, interiores o exteriores. Un rebelde quiere hacer lo que un rebelde que quiere hacer. Si le estableces una expectativa a un rebelde y le dices que haga algo, realmente va a salir de su manera de desobedecer y no va a cumplir esa espectativa, sólo para demostrar su punto. La ventaja de los rebeldes es que están dispuestos a pensar y comportarse fuera del área. Pueden ser creativos e inconformistas, son los que siempre innovan. ¡Pero pueden ser muy frustrantes! Gretchen dice que los rebeldes pueden ser manipulados al desafiarlos sugiriendo que ellos no pueden hacer algo. Dile a un rebelde que no puede hacer algo y lo hará todo, “Bueno, yo te mostraré. ¡Ja! ”
Dile a un rebelde, “No creo que tu equipo pueda hacerlo bien para el viernes!” Entonces van a estar listos para el miércoles. Aunque los rebeldes no están motivados por seguir las reglas, los rebeldes pueden de vez en cuando (y sorprendentemente) optar por hacer algo por puro amor hacia tí, no porque les pidas que lo haga, sino porque te quiere. Pero no siempre, así que no te hagas ilusiones.
- Los Acomodados
Estas personas satisfacen fácilmente las expectativas externas, pero tienen dificultades para cumplir con las expectativas internas. Así que van a salir de su manera de complacer a los demás, pero lo hacen a expensas de lo que es su propio interés. Estos son las típicas “personas complacientes” que empeñan sus propios intereses buscando la aprobación de los demás.
Los acomodados despiertan y piensan “¿Qué tengo que hacer hoy?” Ellos están motivados por la rendición de cuentas externas. Son excelentes para tener grandes miembros del equipo alrededor suyo, grandes amigos, una gran familia. Odian a cometer errores y ellos son los mas afectados por esto. Odian ser personas complacientes pero no pueden soportar a dejar a alguien atrás. Un acomodado necesita construir en base a la rendición de cuentas externas para las expectativas internas. Así que si han hecho una resolución de Año Nuevo, tienen que decirles a todos por los blogs y redes sociales acerca de sus intenciones. Entonces están motivados para complacer a los demás lo que han prometido, a pesar de que realmente están sirviéndose a sí mismos. No son personas con iniciativa propia. Necesitan plazos, entrenadores, cargos por pagos atrasados, registros de entrada. También son muy susceptibles a desanimarse. Todo el mundo se aprovecha de los acomodados. Así que si estás en una relación con un acomodado, debes ser consciente de ello.
Ciertas combinaciones de personas y puestos de trabajo funcionan mejor juntos. Los rebeldes están casi siempre casados con acomodados. Los defensores deben estar en relación con defensores o interrogadores con tendencias defensoras. De lo contrario, es un desastre en la toma de decisiones.
Lograr la ubicación propia y la de los que nos rodean dentro de estas categorías nos ayuda a comprender mejor nuestra propia naturaleza. Nos lleva a comprender mejor a los demás, comunicarnos adecuadamente respetando la naturaleza diferente de cada uno y con esto lograr encontrar las maneras de incidir en los cambios esperados.
Al final, sólo podemos construir una vida feliz en la base de nuestra verdadera naturaleza. Entendernos a nosotros mismos es la aventura de nuestra vida –amarnos a nosotros mismos-, aceptarnos y vivir de acuerdo con nuestra verdadera naturaleza.