El cerebro se empieza a desarrollar desde la vida uterina, la estructura cerebral empieza a formarse en ese momento (sinapsis, neuronas, axón…) Dentro del vientre de la madre.
Los tres primeros años de vida son cruciales para tener a un adulto cognitivamente sano o enfermo. En ellas, las experiencias que vive el niño marcan cómo se va desarrollando su cerebro, esto es, saludablemente con experiencias positivas o enfermo si las situaciones que vive son negativas. En esta edad de 0 a 3 años es donde se asientan los fundamentos de su vida.
Las etapas del niño son las siguientes:
- De 3 a 6 años: etapa preescolar.
- A partir de los 6 años: etapa escolar.
- De 10 a 12 años: pubertad o pre-adolescencia.
- De 18 a 21 años: Adolescencia.
Durante todas estas etapas el cerebro del niño se está formando según las circunstancias que viva y adquiere un aprendizaje de ellas.
Seguridad y protección por parte de los padres es muy positivo ya que si el niño se siente querido, seguro y cuenta con apoyo esto le va a llevar a saber afrontar los problemas, gestionar positivamente las emociones y su cerebro se desarrollará saludablemente.
Para un cerebro saludable en el niño también es recomendable aportarle los nutrientes necesarios y alejarle de los tóxicos.
Si el niño vive algún trauma durante su infancia esto va a tener un grave impacto en su cerebro que provocará que las redes neuronales se establezcan de una manera no saludable. Si se sienten en un ambiente hostil o adverso las conexiones neuronales y el desarrollo del cerebro se generará de una manera negativa, enfermando al niño o adolescente. Los traumas marcan de una manera muy importante y dejan una huella indeleble en el cerebro. En Latinoamérica existen las redes de apoyo para la infancia que apoyan al niño y les enseñan a generar medidas de afrontamiento para desarrollar maneras sanas de solventar los problemas.
Por otro lado, el estrés positivo permite que uno desarrolle maneras de enfrentar para salir airoso de cualquier circunstancia adversa.
Si el niño vive experiencias traumáticas como: divorcio de los padres, muerte de uno de los progenitores, modelo disfuncional… El niño desarrolla en su cerebro una hormona (el cortisol) para dar respuesta a las señales exteriores, pero esta hormona no está sana y esto, a su vez, le conllevará a padecer problemas de aprendizaje, de atención, de memoria, de comportamiento que incluso los puede llevar a padecer una psicopatología.
Qué pueden hacer los padres ante una conducta inapropiada de los hijos en medio de un ambiente estresante?
La mayoría de los padres no saben cómo actuar ya que les falta orientación, información y apoyos. A veces, se hace necesario ir a un especialista (psiquiatra, psicólogo) que les brindará ayuda psicologica, ánimo y apoyo además de espacios donde la familia pueda hablar y aprender a canalizar las emociones.
Los padres deben estar pendientes de sus hijos y sus dificultades y problemas. En esta era de la Tecnología dejamos a nuestros hijos con móviles, tablets y no se da interacción humana. Pueden estar enganchados tanto los padres como los hijos. Esto los separa, no los motiva ni estimula para hacer cosas juntos. Por ello se deberían reducir las horas de consumo y buscar momentos donde compartir algo especial como una cena, visitar un museo, un pic-nic, ir a las fiestas locales…
Toda experiencia queda grabada en la memoria del cerebro afectándole de una manera u otra y va a condicionar su forma de ser en el futuro.
Los padres son los mayores responsables en no dañar cognitivamente a sus hijos. Para ello hay que tener normas y establecer límites pero siempre impuestas con ternura y firmeza, comprensión y cariño. Hablarle con autoridad pero no ser autoritario ni mucho menos agresivo. Enseñarle que cada acto tiene su consecuencia. Además, a veces, es muy positivo negociar.
Las actividades extraescolares son muy buenas para que el cerebro esté saludable y cognitivamente sano pero tampoco hay que saturarles de cursos o talleres puesto que les provocaría estrés negativo para su desarrollo cerebral y su futuro como persona. Es importante que no sean tomadas como un aprendizaje más a parte de la escuela, un aprendizaje formal sino que desarrolle otras aptitudes como el deporte, la música, el dibujo. Tampoco aptitudes que complazcan a los padres (en la adolescencia se negarán) sino que les generen placer. Todo esto abre mucho espacio a la reserva cognitiva y ayuda a estar más preparado para la vida.
De todas formas, los niños necesitan tiempo para ser niños y jugar porque jugando es como más y mejor se aprende y si es con los padres su desarrollo cognitivo será óptimo. Sin embargo, si nuestro nivel de exigencia para ellos es muy elevado, con expectativas que no pueden cumplir se sentirán impotentes, frustrados y estresados lo que es sumamente contraproducente si lo que queremos es conseguir un cerebro sano en nuestros hijos. Con una actividad extraescolar a la semana es suficiente. Si lo obligamos a hacer una actividad que no les guste estamos dando lugar a un adulto con mal carácter, antipático siempre a causa de experiencias no gratas que provocan en su cerebro una reserva cognitiva negativa.
El adulto es la construcción de toda una vida de experiencia, negativa o positiva (estas son neuroprotectoras) sin embargo: carencias, sufrimiento… Genera problemas cognitivos en la adolescencia. Los padres tienen la mayor parte de la responsabilidad y lo mejor es predicar con el ejemplo.
Para prevenir un cerebro enfermo en tus hijos en el que, en el futuro, se desarrollen psicopatologías es recomendable seguir estas pautas:
- Vida sana.
- Afecto y cariño pero con normas.
- Actividades fuera del horario escolar positivas pero no cargarle.
- Realizar actividades en familia olvidando móviles u ordenadores.
Así lograremos un adulto fuerte, con buenas reservas cognitivas